Cada año, en cuanto llega el verano, la televisión pública estatal, o sea en manos del Gobierno de turno, recurre al muy socorrido y barato relleno de las reposiciones. Viejos programas, viejas series, que fueron un día, hace más o menos tiempo, todo un éxito, y sin que en ello tenga que ver que muchos de esos espacios fueron producidos y emitidos cuando TVE era la única televisión de España, que por mucho que ahora se diga que era por tanto la mejor al carecer de la más mínima competencia, lo cierto es que sus niveles de calidad y de dignidad no han sido superados todavía ni por los canales institucionales, que ahora son muchos, ni tampoco por los privados que son todavía más. La nostalgia sigue siendo lo que siempre ha sido y eso explica que haya que acordarse tantas veces de aquella TV única, en blanco y negro, y que llegado el calor, con el personal en la calle más que en casa, se eche mano del pasado.

Una y otra vez, y lo que es más curioso y significativo, la mayor parte de las veces con el beneplácito de las nuevas generaciones. Es lo que sucede, por ejemplo, con "Verano azul" un clásico que resucita cada año por esta época y que siempre cuenta con espectadores entusiastas de todas las edades, niños y adultos. Pero hay más títulos que cada verano se van alternando en parrilla. Como aquellas estupendas series basadas en importantes obras e importantes autores de la literatura española. Eso era hacer cultura, y a mucho menos precio que ahora, pese a que TVE no solía escatimar a la hora de elegir a los grandes actores del momento. Así, de esa manera, frente a la pequeña pantalla, que a la sazón era de verdad pequeña, hubo éxitos de audiencia inolvidables como "Los gozos y las sombras", "La forja de un rebelde" "Cañas y barro" o "La regenta", entre otros. Y no solo esas extraordinarias series sino aquel "Estudio l" en el que se pudo ver el mejor teatro de siempre, de lo clásico a lo moderno, de lo histórico a lo social, de Calderón o Lope, a Buero Vallejo o Miller. Total igual que en la actualidad, vamos.

En esta ocasión y aparte del eterno "Verano azul", una reposición de verano es "La regenta", la conocida novela de Clarín. Pero es lástima que no se repongan, y no solo en los meses de calor, otros de aquellos títulos. Sería alentador y TVE demostraría su vigencia y sus posibilidades. Lo bueno gusta siempre a todos, aunque cambien tanto los gustos y preferencias de la sociedad. Lo necesita además la televisión pública, porque quitando en los espacios informativos, rara vez figura líder en las mediciones de espectadores. Increíblemente, o no tanto, la basura que vomita de forma casi constante Telecinco, o los productos comprados por kilos, ya sean culebrones españoles o telefilmes, de Antena 3, suelen contar con mayores índices de audiencia. Un triste reflejo más del nivel cultural que arrastra el país y del que la televisión pública tendría que intentar alejarse, olvidando competir, que no es ese su fin. Cierto es que la plantilla continúa enormemente sobredimensionada y que aunque hubo drásticos recortes, Prado del Rey, con su tele y su radio, sigue siendo la casa donde los políticos, hoy como ayer, colocan a los enchufados de su cuerda. TVE es necesaria, pero tiene que definirse de una vez en cuanto a modelo de gestión.