Se acabó el curso político, y como es habitual antes de empezar las vacaciones, el presidente del Gobierno, por un lado, y el jefe de la oposición, por otro, hicieron respectivos balances de la situación, con análisis, en ambos casos, nada objetivos, triunfalista Rajoy y crítico y pesimista Pedro Sánchez, el nuevo secretario general del PSOE. Es lo que cabía esperar, es lo de siempre, sin más, que cada uno ve la realidad según el color del cristal con que se mira y según los intereses de su partido.

Por su parte, Rajoy, y dentro de su discurso favorito, volvió a la macroeconomía para pregonar una vez más la recuperación. Si bien no en el grado que se asegura desde el Gobierno, cierta recuperación no se puede negar, y no se niega, aunque luego la terca realidad no concuerde tanto ni en todos los aspectos. El tufo electoral de cara a los comicios del año que viene es más que evidente. Ahí está la bajada de impuestos y otras medidas fiscales, que poco van a repercutir en realidad para la mayoría, aunque algo es algo, y aun así habrá que ver lo que duran, pues una vez pasadas las elecciones generales de 2015, como el PIB no se haya conseguido incrementar notablemente o haya disminuido el gasto público -lo que es mucho más difícil todavía pues la clase política sigue firmemente decidida a no renunciar a nada de lo que ellos mismos se han otorgado tan generosamente- Bruselas impondrá nuevos recortes.

En cuanto a otros asuntos, aparte de negar que vaya a adelantar las elecciones, el presidente del Gobierno afirmó que Mas no actuará contra la legalidad y Rajoy debe tener sus razones para decirlo. Porque es lo contrario de lo que salió diciendo el de la Generalitat, si bien ya no con la arrogancia de antes de estallar el escándalo de Pujol, que ya ni se sabe el dinero que, sin saber de dónde ha salido, puede tener por ahí la familia. Pero ni palabra de los Pujol, ni de la corrupción galopante que invade el país, con el caso Gürtel por fin en marcha con los primeros imputados citados al banquillo, la mitad de ellos del PP. Por cierto que el juez investiga ahora la ramificación de la trama en Castilla y León, pues parece ser que se conocen nuevos datos y detalles. Uno de los imputados de Gürtel es un exconsejero de la Junta. Y en un pueblo de Zamora un empresario jubilado ha presentado denuncia contra una antigua empresa de la que fue socio, por pagar dinero, en su día, a Bárcenas, a cambio de contratos de servicios. Solo acierta de pleno Rajoy cuando atribuye el mérito del inicio de la recuperación al pueblo español, tan castigado por sus injustas decisiones, acerca de las cuales obrará en consecuencia a la hora de votar.

Eso es justamente, lo que en su balance afirmó con rotundidad el líder socialista, Pedro Sánchez, quien se refirió a la dura situación en que se ha dejado a la clase media y denunció el encastillamiento del presidente del Gobierno, que no sale a la calle. Ese es un pecado de omisión de todos los políticos y que están utilizando como ariete en el fondo y en la forma los de Podemos y otras nuevas formaciones de izquierda radical. Ni pisan la calle ni pisan Internet. Hay una plataforma para que respondan a las preguntas de la gente. Y solo diez políticos españoles suelen contestar y atender sugerencias e iniciativas.