No sólo Mariano Rajoy ha anunciado su candidatura oficial a la presidencia del Gobierno, que conste. Tan madrugador o más que el gallego -y en este caso no por miedo a que le quiten el puesto- ha sido el zamorano Francisco Iglesias Carreño, jefe del Prepal, que ya ha hecho pública la intención de los leonesistas de presentarse una vez más a las elecciones generales "por las tres circunscripciones leonesas", en Zamora, León y Salamanca. Como de costumbre (y el Prepal lleva en escena desde 1981), las listas se nutrirán no sólo de militantes de la formación, sino también de ciudadanos sin filiación política alguna, pero, obviamente, identificados con la causa autonomista de las tres provincias del oeste. En elecciones generales precedentes, creo recordar que por lo menos hace cuatro legislaturas, el Prepal presentó en Madrid una candidatura compuesta íntegramente por mujeres (nada menos que 34 escaños se rifaban entonces en la capital de España), muchas de las cuales se han dirigido de nuevo al partido para ver si era posible repetir el intento en este envite. Pero no, mecachis. El líder del Prepal ya les ha hecho saber que la polémica Ley de Igualdad o de paridad les impide renovar la hazaña, porque, por lo visto, monopolizar las candidaturas es igual de pernicioso y rancio si se hace con hombres que si se hace con mujeres. (Por cierto, no me he fijado yo si la norma ésta dice algo de quienes no se consideran ni lo uno ni lo otro. Lo mismo queda ahí algún resquicio legal por el que meterle el diente).

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Y hablando de mujeres, quien no cesa en la promoción de la política de igualdad es el delegado del Gobierno en Castilla y León, el zamorano Miguel Alejo. Pero no sólo de boquilla, sino predicando con el ejemplo. Ya les he contado otras veces que en su etapa leonesa como alto cargo educativo todos sus equipos de trabajo los formaba con mayoría aplastante de féminas, que al parecer son mucho más eficaces que los machos, sin que le obligase a ello ninguna norma. Cuando fue nombrado delegado del Gobierno, y eso fue antes de la famosa ley, volvió a rodearse en Valladolid mayoritariamente de mujeres (creo que andarán ya por la media docena). Sorprendió, no obstante, que en los nombramientos de subdelegados del Gobierno en provincias sólo en Burgos recalara una mujer, Berta Tricio, que ha estado rodeada de tíos y en minoría absoluta hasta el nombramiento el pasado mes de agosto de la representante de Zamora, Josefa Chicote. Probablemente el corsé administrativo y los requisitos funcionariales que se exigen para estos puestos cercenaron las intenciones del delegado. No quita. Pero se ve que en otras áreas, en teoría administrativamente más complejas, no ha encontrado impedimentos para seguir con esa política pro igualdad. En su reciente visita a Zamora, con ocasión de la inauguración del curso escolar, Miguel Alejo no se dejó ver mucho en coche oficial porque nuestra ciudad es "paseable" y a él le gusta caminar, pero quienes presenciaron su llegada a la capital pudieron comprobar cómo el delegado del Gobierno sigue erre que erre: en servicio de escolta le acompañaba una mujer policía; y el conductor del vehículo oficial era una conductora. Vamos que, hasta para las tareas más delicadas, como la seguridad personal, y para la de conducir, en la que los machos cuestionamos su habilidad (¡mujer tenía que ser!), don Miguel confía en ellas. ¿Sólo en ellas? A ver si la paridad se nos descabala por exceso...