La presentación de dos demandas por parte del PP, una contra el diario «El País» y otra «contra el autor de los falsos papeles, que según el citado medio de comunicación, es Luis Bárcenas, aunque él lo haya negado públicamente», lejos de acallar las críticas contra la inacción de este partido, ha terminado por ponerle contra las cuerdas. Lo primero que sorprende es que la segunda demanda no se interponga contra el propio Bárcenas, sino contra quién se dice que a lo mejor, quizás, pudiera o pudiese ser el autor de los papeles; es decir, tal vez el extesorero o el vecino del quinto. Lo segundo es que, de la respuesta judicial anunciada en su día por Cospedal y Floriano, a lo hecho un mes después va un abismo. No han sido querellas «contra todos» -por no ser no son ni querellas puesto que se ha elegido la vía civil- sino solo contra un medio y tienen además notables posibilidades de archivo inmediato -al menos la segunda que, como se ha dicho, no va contra nadie en concreto-. ¡Qué diferencia con la acción judicial que la número dos del partido se apresuró a interponer «por su propio nombre» en defensa de su honor y al margen de su propia formación política! Dicho lo cual, el arriba firmante, olfatea varias cosas. Una, que a Rajoy lo han llevado al huerto los partidarios de no hacer sangre con Bárcenas, al que, según se cuenta por el «buen Madrid», le quedan muchos amigos poderosos en Génova (todos los dedos señalan a Javier Arenas). Otra, que tanta prudencia en la respuesta, no puede interpretarse más que como una derrota de Dolores de Cospedal, partidaria de la mano dura frente a esa «vieja guardia» que capitanea el andaluz. La última, la más importante en mi opinión, es que algo deben temer en aquella casa, cuando al final se maneja con tantos miramientos a quien ha puesto en jaque -dejando en el camino dudas nada menos que de presunta financiación irregular- al partido que sustenta al Gobierno de la nación. ¿Qué teme el PP? ¿Quién aparece en esa famosa y presunta, siempre presunta, lista de donantes? ¿Tal vez empresas del IBEX, tal vez particulares de notable fortuna y relevancia pública? ¿Por qué tanto interés en que la causa se refunda con el sumario de la Gürtel y acabe en unas solas manos -las del juez Ruz- arrebatándosela a la fiscalía anticorrupción, como también acaba de suceder? ¿Por qué después de un mes anunciando el Apocalipsis judicial en forma de catarata de demandas-querellas contra el mundo mundial, finalmente, los montes paren un ratón? ¿Satisfarán estas actuaciones al grueso de los militantes y votantes del PP, cuya expectativa de voto se desploma en las encuestas? ¿Qué opinará de todo esto la eficaz y diligente apagafuegos Soraya Sáenz de Santamaría, que se esfuerza, no sabemos ya si en vano, cada viernes en establecer un cordón sanitario entre la mesa del Consejo de Ministros y Génova 13? Seguiremos atentos a la pantalla.