La Semana Santa de Bercianos de Aliste conforma las señas de identidad de esta comarca fronteriza con Portugal. Esta refleja la manera de ser de un pueblo que se organiza alrededor de una cofradía que aglutina a todos los nacidos en la localidad y que la ven como la base de su identidad. Además evoluciona al ritmo que le marcan los protagonistas, el pueblo entero perteneciente a la cofradía, y cuyas decisiones, como es costumbre, se toman en reuniones a las que asisten todos los hermanos. Una de sus claves radica en que se ha construido como un hito histórico porque conserva manifestaciones religiosas que en otro tiempo se daban prácticamente en todos los pueblos de las vicarías de Alba y de Aliste. Como todos los hechos culturales que se erigen en Patrimonio Cultural, es complejo y completo al mismo tiempo y en esta Semana Santa aún se puede rastrear el modelo social tradicional en el que se diferenciaban los grupos de edad -niños, mozos, casados, solteros y viudos-; los grupos de género -hombres y mujeres-, y los tiempos y espacios en los que cada uno de los dos grupos será protagonista. Además constituye una pervivencia bastante fidedigna de los rituales de los siglos XVII y XVIII con representaciones señeras como «El Desenclavo» y el «Santo Entierro». También se incidirá en la pervivencia de una indumentaria tradicional muy valorada por los protagonistas: la capa alistana relacionada con la capa de honras de Portugal y la mal llamada «mortaja», que ellos denominan «la vestimenta», que es el antiguo atuendo de disciplinante y en otros aspectos relevantes como los textos y música de origen culto, pero popularizados.

La Semana Santa de Bercianos, precisamente porque surge de las raíces humanas, es inteligible para todos los visitantes, sean creyentes o ateos, cristianos o de otras religiones, pues, al fin y al cabo, estamos tocando el calado antropológico del hombre que vive en un contexto grupal, en un tiempo y espacio ritual la realidad finita y trascendente que conviven en su esencia.