Servidora suele decir que lo que han de comerse los gusanos que lo disfruten antes los zamoranos. Bien es verdad que sin pasarse. Una cosa es enseñar el canalillo de forma un tanto erótica y otra mostrar el pezón de forma pornográfica. No me extraña que la CBS haya prohibido tajantemente los pechos, traseros y demás obscenidades en la entrega de los próximos Grammy. Algunas «celebritys» no sé qué dejarán para la intimidad de su alcoba, porque en cuanto tienen ocasión, en lugar de lucir modelazo dejando entrever lo justo y necesario, lucen un pedacito de tela que además es transparente dejando al aire sus partes pudendas y las que no lo son. Que no es cuestión de ñoñería, que no. Es cuestión de saber administrar convenientemente lo que se puede y no se puede enseñar al «respeteibol».

Para vergüenza aquella memorable vez en la que Janet Jackson protagonizó lo que se dio en llamar «pezongate» durante su actuación en la Superbowl de 2004. Se le escapara o no se le escapara de donde debía haberlo llevado bien sujeto, lo cierto es que la CBS, que retransmitió el acto, fue multada con la nada despreciable cifra de medio millón de dólares, la multa más alta que haya sufrido una cadena norteamericana. Bien es verdad que con posterioridad la multa fue anulada, pero a los directivos de la cadena les quedó el susto en el cuerpo para toda la vida.

Por eso la cadena ha enviado un correo interno con un aviso sobre estándares y prácticas de vestuario recomendando que «todos los talentos que aparecen en cámara se adhieran a la política de la cadena concerniente al vestuario». Advirtiendo además: «La obscenidad o la obscenidad parcial en el vestuario es inaceptable para la emisión». Y no les falta razón. A lo largo de la historia de los Grammy, sobre todo de los últimos diez o quince años para acá, se han visto culos, pechos y hasta cuerpos prácticamente enteros como el de Jennifer López hace de ello más de una década. Y si hubiera sido la única. Pero es que todas las que chupan cámara en los Grammy se apuntan a la moda del destape hasta el punto de que acabará siendo integral si no se pone freno.

Vestidas de guisa tal parecen cualquier cosa menos lo que son. Cierto que en gustos no hay nada escrito y para los gustos se hicieron los colores, pero según los cánones de la elegancia no hay que dejar ver tanto, es mejor adivinar, con la particularidad de que incluso se antoja más erótico. En algunas teles patrias, presentadoras y colaboradoras hay que aunque salgan desnudas tampoco pasa nada. Lo digo porque lucen escotes de vértigo, encima en horarios inadecuados, y unas faldas tan cortas que no es la primera vez que se ve el color y el tamaño, es decir, si es tanga, es una «bragui» normalita o por el contrario lleva refuerzos para tratar de sujetar lo que, de otra forma, se esparramaría. No voy a dar nombres porque a poco que se pierda el tiempo viendo según qué programas, se puede adivinar fácilmente de qué presentadoras y colaboradoras se habla. Y encima creen que salen muy elegantes, que son modelos a imitar. Harían mejor en adaptarse a la norma de la CBS y asegurarse de que glúteos y pechos están «adecuadamente tapados», evitando así: «exponer carne desnuda bajo las curvas de los glúteos, la raja del trasero (sic) o bajo las curvaturas de los pechos que también son problemáticas». A ver si algunas cadenas patrias aplican la «norma» entre sus presentadoras y colaboradoras.