Días pasados, el Pleno de la Diputación aprobó una moción presentada por el PP, para declarar las celebraciones taurinas en la provincia, Patrimonio Cultural Inmaterial de los zamoranos. La moción fue aprobada con los votos a favor del PSOE y Adeiza, cosa que los aficionados agradecemos.

Un gran capotazo éste, desde la plaza de Viriato para el Proyecto Tauromaquia-Unesco, con el que se pretende, lograr una declaración nacional, que blinde definitivamente la Fiesta en España

para posteriormente de forma conjunta con el resto de países taurinos de Europa y América la Tauromaquia llegue a ingresar en la lista representativa de la Unesco.

Una vez más, Zamora se tira al ruedo para impulsar esta importante iniciativa, y sin duda tiene sobradas razones para ello. Tanto por el gran número de toros que se corren por los prados y calles de nuestros pueblos, como por la antigüedad y peculiaridad de muchos de ellos. Así como por la importancia que tienen para las gentes que los disfrutan. Zamora no hay duda de que es una provincia taurina por excelencia.

Pero, permítaseme hacer algunas reflexiones al hilo de esta declaración de nuestros representantes de la Diputación: La Fiesta de los Toros (que no Fiesta Nacional, porque cuanto menos, sería Fiesta Internacional), es patrimonio de todos, indistintamente del pueblo, comunidad, nación o Estado, donde se practique.

La fiesta de los toros no es patrimonio de ninguna ideología, ni de ningún partido político, el Toro, como es evidente no entiende de preferencias políticas, y los aficionados estamos cansados de que sea utilizada como arma política por algunos nacionalismos.

No podemos aceptar que nacionalistas intolerantes utilicen como arma la fiesta de los toros considerándola vestigio colonial del «Estado opresor»: Qué decir entonces de Francia y Portugal, donde también se celebran corridas.

Estas actitudes son precisamente las que han propiciado que se identifique la fiesta con el nacionalismo español, y por tanto con la derecha, creando un estado de opinión absolutamente viciado, que desemboca en la lógica excluyente de: corridas = espectáculo = español = franquismo = infección españolista.

Y nada más lejos; testimonios hay de toreros que simpatizaban, y aun hoy lo hacen, con todas las ideologías del espectro político, también con la izquierda: sirva como ejemplo la condición socialista, al menos por sus hechos, de el gran Joselito «El Gallo», así como Manolo González y Gregorio Sánchez, cuyos padres fueron asesinados por las tropas de Franco, o Antoñete, significado simpatizante de PSOE. Ejemplos más recientemente son Sebastián Castella o el propio José Tomás.

Sin olvidar que, a raíz de la legalización del PCE, numerosos toreros, entre ellos el zamorano Pascual Mezquita actuaban a benéfico de las arcas muy menguadas de un partido, que, dicho sea de paso había resistido gracias, entre otras cosas, a la generosidad de la familia Dominguín.

Y qué decir de los innumerables intelectuales, artistas, pensadores e incluso políticos, aficionados taurinos, y representantes de todo el arco ideológico que acuden a las plazas.

Baste recordar al poeta Rafael Alberti, gran apasionado de la fiesta, que incluso llegó a vestirse de luces para actuar en la cuadrilla de su amigo Sánchez Mejías o, al «maestro universal» Miguel Hernández, o a los políticos Indalecio Prieto, amigo de Manolete en su exilio mexicano, Juan Negrín, así como al propio Che Guevara, quien se dejó fotografiar en la Plaza de Vista Alegre en su visita a España en 1959, invitado por los Dominguín.

Sin olvidar a políticos significados de izquierda aun en activo, que nunca han «disimulado», su afición taurina, como: Bono, Múgica, Alfonso Guerra, José Borrell, entre otros.

Pero hay algo especialmente chirriante, y es el movimiento neo ecologista, al que se ha unido parte de nuestra izquierda política, que identifica el (mal llamado), abolicionismo animal, con la ecología, y en una pirueta mediática, lo «vende» como patrimonio de la izquierda.

Poderosas y evidentes razones demuestran que el mundo taurino es de hecho, el movimiento ecologista más genuino: La fiesta de los toros por sí sola garantiza el mantenimiento de la biodiversidad, prevención de la desertización y conservación de la flora y la fauna autóctona, así como promueve un desarrollo rural sostenible en un hábitat único, como es la dehesa, específico del toro bravo (agrupación racial genuinamente española) y reconocido por el propio Derecho Comunitario.

Dicho todo esto, para rematar esta faena que brindamos a todos y cada uno de los diputados que votaron consecuentemente, es decir, respetando y reconociendo que los toros forman parte de la cultura de esta provincia, es de justicia proclamar que estamos obligados a preservar para las próximas generaciones este inmenso patrimonio al margen de diferencias ideológicas.

Desde esta Asociación Cultural, un brindis por la valiente iniciativa, de la Diputación de Zamora en la defensa de la libertad, tanto de la de los que no quieren acudir a una plaza, como la de los ciudadanos que sienten como suya la fiesta de los toros.