Esto del «twitter», periodismo vivo en cuarenta letras, se está convirtiendo en el método usado por el personal para comunicar sus grandes cosas. Shakira, la cantante que menea la barriga como nadie, anunció por este método su preñez; el Papa nos rezará el rosario y, a nivel casero, don Fernando Maíllo nos anuncia desde la Diputación que el final de una etapa de la Vuelta ciclista a España será Sanabria.

Desde luego, es una gran noticia para la zona, pero mejor lo hubiera sido si la Vuelta se celebrara en enero, que es donde está la verdadera cuesta en Sanabria. Subir a la laguna de los Peces en agosto, sube cualquiera. Ahora no hay un dios que suba la cuesta a la que nos enfrentamos, que en argot del deporte de los pedales, es un muro infranqueable.

En cualquier caso, bienvenida la etapa. No aportará mucho en esa época, y menos siendo un evento de un día, pero el escaparate, la repercusión mediática, puede ser un empujón tremendo para la comarca turística por excelencia.

Lo que sería una auténtica memez es que la etapa acabara, como se rumorea, en la maravillosa localidad de Lubián. Siendo un paraje turístico de primer orden, quien concita el noventa y nueve por ciento del negocio sanabrés es el entorno de Puebla de Sanabria y el Lago.

Llevar una etapa de tal magnitud a una zona montañosa deshabitada, en la que no puede mostrarse nada específico que no sean molinos eólicos y una montaña extraordinaria, sería tirar el dinero.

Donde tendría repercusión sería si acaba en la laguna de Peces, por ejemplo. Cuestión de lógica. Los helicópteros que sobrevuelan la Vuelta tendrían que enfocar, sí o sí, durante mucho tiempo, uno de los parajes más bellos del mundo: el Lago de Sanabria y su entorno.

Dudo mucho que la Diputación haga un esfuerzo tan tremendo para que al final el dinero se tire por el retrete. Si la Vuelta acaba en Peces, los millones de seguidores del ciclismo, además de a los héroes del pedal, podrán admirar un paraje que les dejará atónitos y que, sin duda, se propondrán conocer algún día.

Aún recuerdo la celebración del Cincuentenario de la Tragedia de Ribadelago. Fueron muchas las televisiones que acompañaron a los sanabreses en día tan triste. A pesar de ser en enero y de que, posiblemente, la zona no lucía en todo su esplendor por las nieblas, tuvo una enorme repercusión en los meses siguientes. Aún hoy, quien quiera verlo, podrá contemplar cómo todos los fines de semana hay grupos de personas que se acercan al monumento que el Ayuntamiento erigió en el pueblo de Ribadelago Viejo. Son los restos de aquel cariñoso recuerdo.

Sanabria es un marco incomparable para cualquier tipo de evento. Desaprovecharlo no tendría perdón de Dios. Se ve año a año, cuando la concentración de motos concita miles de personas en tres días de fantástico trabajo para todo el entorno.

Si nuestro presidente se lleva a la ronda de paseo a unas montañas que no sean el núcleo turístico de la zona, recibirá un profundo rechazo de los sectores turísticos que se aglutinan entorno al Lago. En muy sanabresa expresión: recibirá más palos que el tamboril de Rábano.

Esperemos que la cordura impere y las cosas se hagan donde tengan que hacerse por el bien de la mayoría. El extraordinario pueblo de Lubián lo comprenderá, lo mismo que el resto de sanabreses comprenderíamos que a ese pueblo lleven un congreso de molinos eólicos. Es el más adecuado, no en vano es allí donde soplan los mejores vientos.

delfin_rod@hotmail.com