Sabiendo lo que sabemos sobre las trampas que algunos deportistas le hacen al deporte y a sí mismos, los controles antidopaje son justos y necesarios. Y no solo en el ciclismo, cubierto de Epo hasta arriba, sino en el resto de deportes y con todos los deportistas. Hasta ahí todo muy bien. Lo que no se entiende es que al realizar estos controles se hagan cosas raras en el proceso de los mismos por parte de los controladores. A ver si al final hay que controlar a los que controlan que los deportistas practiquen limpiamente sus deportes.

Lo ha contado Rafa Nadal que puede volver no tardando mucho a los circuitos tenísticos. Lo estamos esperando como agua de mayo. Pero en perfectas condiciones de salud física y mental. Y no digo esto último porque sospeche que mentalmente no está bien. Rafa es, posiblemente, el deportista con la cabeza mejor amueblada de España. Es un ganador nato. Un tipo estupendo y un deportista solidario donde los haya. Además tiene un pundonor digno de encomio. La Copa Davis y el Roland Garros y el Wimbledon y el resto de grandes slam lo necesitan, como lo está necesitando al grito de ¡ya!, el tenis español.

Pues bien, el jugador mallorquín ha tenido que realizar en la última semana dos controles antidopaje a los que se ha sometido muy gustoso. Opina Nadal que en el mundo del deporte hay que estar convenientemente controlados y él es el primero que quiere controles andidopaje, entre otras cosas porque quiere estar cien por cien seguro de que el jugador que tiene delante está limpio. Pero también ha manifestado que hay cosas que se realizan en estos controles que le parecen ridículas y yo diría que también absurdas y un tanto sospechosas.

Rafa Nadal, que tiene mi admiración y mi respeto a partes iguales, ha dicho: «No creo que sea correcto ni constitucionalmente aceptable lo que hacen». ¿Y qué hacen?, se preguntará usted. Según Rafa no es de recibo «que para que hagas un test tengas que levantar antes la camiseta, bajar los pantalones y dar una vuelta de 360 grados». ¿Se lo imagina? ¿Desde cuándo haciendo esas chorradas es posible dilucidar si un deportista se dopa? Mal lo de levantarse la camiseta, pero mucho peor lo de bajarse los pantalones. Da que pensar. Ahora, lo de la vuelta de 360 grados es como para pensar que alguien se ha trastornado un poco y pretende trastornar a los demás. ¿Harán lo mismo con todos los deportistas o solo con Rafa Nadal? La cosa tiene bemoles.

No me extraña que el tenista haya dicho que «ilusión no me hace y además me parece ridículo». Soy bien pensada por naturaleza pero lo cierto es que a mí me parece algo peor que ridículo. Me parece raro, me parece sospechoso, me parece inusitado, me parece increíble. Sin embargo es verdad. Y sucede. Y se ha hecho público. Habrá que tomar medidas a partir de ahora y empezar a dar explicaciones. Hay que tener controlados a nuestros deportistas para dejar el pabellón alto, muy alto y muy limpio. Pero de ahí a someterse voluntariamente a un proceso como el que Nadal ha desvelado, media un abismo. Póngale usted el nombre que quiera.