Los comicios del domingo para elegir a los miembros de la Cámara Agraria Provincial no trajeron sorpresas debajo del brazo. El mapa sindical queda casi como estaba, con una clara hegemonía de la Alianza por la Unidad del Campo, integrada por Coag y UPA, que en esta ocasión concurrieron en la misma candidatura. La novedad está en la presencia, por primera vez en el órgano cameral zamorano de UCCL. En Castilla y León el panorama tampoco ha cambiado demasiado. La lista más votada es Asaja, pero quien seguramente acabe controlando más cámaras será la UCCL de Palacín. La Alianza por la Unidad del Campo suma a la cámara de Zamora la de Salamanca.

En Zamora, la Alianza por la Unidad del Campo ganó en todas las comarcas, en algunas como Sanabria y Sayago -las más ganaderas- por auténtica goleada. Asaja sigue conservando un buen porcentaje de votos en Tierra de Campos, Benavente-Valles y La Guareña. Sorprenden en parte los resultados provinciales de esta organización (27,94%) teniendo en cuenta las dificultades económicas en las que vive inmersa desde hace años. La lista con la que concurrió a las elecciones tenía muchas caras nuevas, lo que podría repetirse también en el próximo congreso de la organización en Zamora.

La participación en las elecciones agrarias fue mayor que en las elecciones generales, municipales y autonómicas. Vuelve a demostrarse que a agricultores y ganaderos interesan más sus organizaciones profesionales que los gobiernos que controlan las distintas administraciones.

La nueva cámara provincial nacida de los comicios del pasado domingo tiene un reto: conseguir que la Junta de Castilla y León no recorte aún más sus menguados presupuestos que apenas sirven para pagar sus gastos corrientes. Pintan bastos y la situación no invita al optimismo, no obstante, este órgano corporativo sigue teniendo justificación, aunque solo sea por mantener en buen estado las relaciones entre agricultores y ganaderos y entre los primeros y los cazadores.

Las organizaciones agrarias cada vez tienen más trabajo. Lo inmediato, luchar con uñas y dientes contra los recortes en las ayudas de la PAC. El campo que hubo un tiempo que por lo bajini renegó de las ayudas comunitarias por sus imposiciones y su clientelismo, ahora no podría vivir sin esas subvenciones.