Acaba de fallecer un Maestro erudito y sabio, Agustín García Calvo, prócer antisistema desde la década de los años 60 del pasado siglo XX, que se enfrentó en Madrid en el año 1965 contra la dictadura franquista, pasando al exilio en Francia apartado de su cátedra de filología latina en la Universidad, allí entre otros trabajos publicó el «Manifiesto de la Comuna» antinacionalista zamorana, en defensa del pueblo llano, oprimido por el poder defensor de las minorías privilegiadas, este levantamiento fue el prolegómeno del mayo del 68 francés. Él como nadie ha reivindicado la auténtica libertad, sin los condicionamientos a que estamos obligados desde las instituciones gubernamentales encargadas de mantener el estatu quo de los pueblos y de manera especial a través de la llamada globalización que defiende a capa y espada el capitalismo liberal deshumanizado, basado en las leyes del mercado, tan contradictorio y auténtico detentador del poder de las sociedades actuales, vía el consumismo en unos pueblos y en otros excluyéndolos y utilizándolos para seguir manteniendo los privilegios de las minorías privilegiadas: casta política, banqueros, especuladores y similares.

Conozco la situación de la Comunidad Mapuche de la Uracanía chilena con quienes tuve la oportunidad de compartir una semana inolvidable en el mes de julio del año 2007. En esta Comunidad se han conculcado los derechos más elementales de mantener su hábitat mantenido por sus antepasados sin la introducción de cosechas y arboledas que modifican la tradicional vida de este pueblo, con una cultura, una lengua y un territorio propios. Las tierras están en manos de empresarios sin escrúpulos que lo único que les interesa es la explotación de las riquezas, sin importarles la alteración de la vida y costumbres de la ciudadanía mapuche.

En el llamado primer mundo, las sociedades están sojuzgadas por una cultura política a favor de las minorías y con los cánticos de siempre: que estas sociedades son unas privilegiadas porque gozan de una sociedad democrática. Lo que no se dice es el precio que se está pagando por estas supuestas y condicionadas libertades por parte de la mayoría de la población, que teóricamente se deja en libertad al individuo, lo que no se dice es que ese tipo de libertad está condicionada al cumplimiento de la ley hecha a imagen y semejanza de los intereses de esas minorías.

Termino esta reflexión con este discurso de Jean Jacques Rousseau que dice así: la igualdad de la riqueza debe consistir en que ningún ciudadano sea tan opulento que pueda comprar a otro, ninguno tan pobre que se vea necesitado de venderse.

(*) Sociólogo