Hace unos días fueron las fiestas de Requejo, en Sanabria. Tuve la oportunidad de convivir allí unas horas con viejos amigos. Me llamó la atención el enorme dolor con el que se ha vivido y se vive en este pueblo la muerte de la muy querida «sanabresona» Elvira Fernández de Barrio.

Allí mismo me enteré de que la Diputación convoca sus premios «Tierras de Zamora» que se otorgan a quienes se hayan distinguido en actividades en pro de la provincia. Y enseguida se me vino a la cabeza: Elvira, por qué no. Elvira, sí.

Elvira representa todos los valores positivos de una mujer valiente, luchadora y enamorada de su tierra. Vivió por y para la cultura provincial. Sin duda el premio Patrimonio Cultural sería un fantástico colofón a una vida que ya siempre permanecerá en nuestros corazones.

Elvira ha sido, y es desde allá donde esté, una magnífica embajadora de nuestras esencias. Desde luego yo no soy nadie para solicitar ese premio, a título póstumo, para la querida Elvira pero, si lo fuera, no dudaría ni un segundo en pedir con la máxima humildad y energía ese galardón para ella.

Si Elvira gana el premio, su espíritu lo recibirá el Día de la Provincia, nada más y nada menos que en San Martín de Castañeda, pueblo del que vivió enamorada, como del resto de Sanabria. Sería algo tan justo como emotivo.

Elvira ha hecho mucho y bien por el teatro en Zamora, la juventud y la política, donde su honestidad era bien conocida. Tanto, que no dudó en dejar su sillón en la Delegación Territorial a Óscar Reguera. Gesto que solo hace una señora de bien, solidaria y desinteresada. Recuerdo las palabras que siempre tenía en la boca: en la política estamos para servir y no para servirnos?

Todavía se recuerda hoy en el Sagrado Corazón de Jesús, donde fue profesora eterna de educación física, música, historia? Ocupada en mil y una tareas, siempre sacó tiempo para crear y dirigir grupos de teatro. Quién no recuerda a Tizona, con el que cosechó enormes éxitos?

Luchó a brazo partido para lograr para Zamora la sede de la Escuela Regional de Arte Dramático y fue concejala de Deportes en el primer mandato de la alcaldesa Rosa Valdeón. Desde ese puesto luchó por el deporte base cuanto pudo y algo más, escuchando, apuntalando, animando?

Yo creo que es hora de hacer justicia a quien con justicia se condujo por la vida. Aún recuerdo con cuánto cariño me recibió en una ocasión y las veces que me pidió disculpas por hacerme esperar. Me dijo: es que me fastidia hacer esperar a la gente, y encima a un sanabrés, más?

Sin embargo en su bolsillo no cabían las prebendas ni los favoritismos. Para ella todos sus administrados eran iguales. Por eso, y por tantas cosas, no solo se merece este premio, sino muchos más.

Conozco a muchos miembros del jurado. Apelando a su honestidad, les ruego que consideren muy seriamente esta posibilidad. Seguro que el premio sería muy bien recibido por la ciudadanía y, desde luego, por los sanabreses a los que tan unidos vivió siempre.

Recuerdo el enorme aplauso con el que sus amigos la despidieron en la iglesia de San Torcuato. Eso no puede ser una pose. Eso no puede ser una casualidad. Ese es el reconocimiento de los que están a pie de calle. Y eso hay que tenerlo en cuenta.

Y como colofón, una muerte digna, entera, de mujer sabia y valiente. Mi premio es para ella. Y todo nuestro cariño, que quizás sea el mejor de los premios.

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