El 2 de agosto de 1939 Einstein envío una carta al Presidente Roosevelt, advirtiéndole de que Hitler podría andar tras la bomba atómica, y ofreciendo la colaboración de su grupo de físicos al Gobierno para adelantarse. Aunque Hitler avanzaría poco en esa línea, USA llegaría a tiempo de usar la bomba en Hiroshima y Nagasaki. Einstein se arrepintió luego de la carta, pero tal vez haya muerto sin saber de veras qué le movió a firmarla. ¿Le empujaron sus colaboradores?, ¿fue el lógico terror de los judíos a Hitler?, ¿el patriotismo excedido de todo recién llegado?, ¿u optó por que el mal, si era inevitable, estuviera en las manos menos malas?. Tal vez algo de todo, en superficie. Pero en lo más hondo ¿se agitaría también una tentación fáustica?: disponer de fondos masivos para llegar a una invención del mismo rango que la del propio universo. ¡Echar mano al fin al fuego de los dioses!