Si no supiéramos que pertenece a la más rancia estirpe de los banqueros trincones, pensaríamos que este «Manuel» está p'allá. Porque mira que venir y decir que nadie crea más de dos mil quinientos empleos de repente, salvo un norteamericano que va a montar una casa de putas en Madrid?

Mario Fernández, presidente de la vasca Kutxabank, hizo estas declaraciones ofensivas y descalificadoras en Vitoria contra el tipo que quiere instalar en España Eurovegas, un gran casino de juego y ocio en general.

El impresentable se olvida de que más de cinco millones de españoles estamos en paro y que un señor que venga a dejar sus cuartos aquí, creando empleo, es un mirlo blanco al que deberíamos dotar de jaula de oro y alpiste de plata. Fernández alabó el «tamaño pequeño» del empresario vasco, frente al gran tamaño del americano. Qué importa el tamaño en cuestión económica, si lo importante es sumar.

Hay quien piensa que este señor viene para llevárselo crudo. Cierto y lógico, si es él quien pone el capital. También se llevará la bofetada si se equivoca. Pero mientras se lo lleva, lo deja. Y a los dos mil quinientos empleados no se los va a llevar empaquetados bajo el brazo, sino que los dejará con trabajo y nómina. Desde luego, no sé qué tiene Fernández contra Sheldon Adelson, el empresario americano, pero desdeñarlo, es suicida. O idiota. O ambas cosas.

Al tío este de la Kutxa hacerse unas risas con las inversiones del prójimo, le importa un pimiento. El graciosillo cobra la friolera de quinientos mil euros al año sin mojarse el culo. No está mal el sueldo para un tipo que juega con el dinero del prójimo.

A veces da la sensación de que a la casta de caraduras que son los políticos, la de los banqueros la está dejando en pañales. Se forran de forma obscena y a cambio dejan las entidades en la ruina y, de paso, al país, que somos el contribuyente sufriente.

Si este buen hombre tuviera vergüenza, creo que debería desaparecer del mapa. Mientras toda Europa suspira por inversiones, él se ríe de ellas. Se limita a forrarse sin correr el más mínimo riesgo. Así nos luce el pelo. Es el cuento eterno: si un empresario arruina su empresa, tiene responsabilidad penal. Si estos arruinan el país, ninguna.

El soso Rajoy decidió limitar sus retribuciones por haber recibido ayudas estatales. Demasiado tarde. Mientras el Estado, que somos todos, les metíamos inyecciones económicas para que circularan, ellos esquilmaban nuestro patrimonio en beneficio propio.

Uno ya piensa fatal de estos iluminados. No creo que Rodrigo Rato se fuera de Bankia por ningún problema, sino por cuestión de tela. Llegó para ganar tres veces más y al ver disminuidos sus honorarios, dijo que no le interesaba el género. Lo demás son pamplinas.

Me parece penoso que Fernández se ría de los empresarios que traen el poco empleo que se crea. Dice que hay que incentivar el crecimiento y la creación de empleo desde abajo, empezando por autónomos y pymes. Dice que hay que? Todos estos manipuladores de palabras siempre dicen que «hay que» pero nunca «se ponen a».

Como todos los banqueros sean igual, estamos jodidos. Ignora el presunto financiero que a lo que él llama «casa de putas», es un lucrativo negocio que mueve miles y miles de millones, millones y millones de turistas que vienen y van, juegan y se quedan, colaborando con la riqueza nacional.

Las Vegas, que vive de señores como este, recibe más turismo en un año que toda España junta: unos cuarenta millones. A eso es a lo que este pánfilo llama casa de putas. Ojalá el americano convierta España en un prostíbulo gigantesco en el que todos tengan trabajo y no tengan que jugar a la ruleta rusa con el hambre, rebuscando en el cubo de la basura para no darse un tiro en el estómago.

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