Puede que lo del carné por puntos funcione, como nos cuenta un día sí y otro también la autoridad competente muy interesada en demostrar lo acertado de la medida. Lo que apenas ha tenido repercusión es lo del tabaco. Son minoría los que se han quitado el vicio de encima. No sé qué dirán los informes, estadísticas y estudios al respecto pero el tabaco es el pasatiempo favorito de miles de adolescentes. Los padres abandonan y los hijos cogen el relevo. Y fuman sin parar mientras advierten que lo dejarán en cuanto se lo propongan, claro, como las otras drogas peores que de forma ilegal les venden en las discotecas el fin de semana y aun en la propia vía pública.

El tabaco sigue contando con una legión de adictos que va a ser muy difícil vencer y convencer de que todo aquello que reza la «esquela» publicitaria que se adosa a la cajetilla, acaba cumpliéndose. La contestación es inmediata, «de algo hay que morir», responde la mayoría. Lo dicen sin pensar, aunque lo cierto es que algunos males y enfermedades no saben de los vicios y virtudes de cada cual y se ensañan con el que pillan un poco más bajo de defensas.

En lo que el tabaco sí parece incidir de forma negativa es en la salud de las madres embarazadas y consecuentemente en el feto. Estudios recientes advierten de que las fumadoras tardan el doble de tiempo que las mujeres que no consumen tabaco en quedarse embarazadas. Las fumadoras empedernidas puede que no necesiten pastillitas o artilugios de ninguna clase para evitar la maternidad, con que se carguen una cajetilla diaria de cigarrillos, van servidas. Algo tendrá de negativo el tabaco cuando se inflan a advertirnos de sus contras. El pro es solo personal y transferible, pasa ineludiblemente por ese placer que a cada calada dicen sentir los fumadores. El caso es justificar el vicio de mil formas diferentes.

El tabaco no solo perjudica seriamente la salud, y envejece prematuramente, y mata, y todo eso que indudablemente es cierto, también tiene un efecto nefasto sobre la fertilidad, pero como la moda, en cuanto a familia se refiere, pasa por la ausencia de hijos, llegado el caso basta con viajar a China o a Perú y adoptar. Y es que algunos matrimonios, cuando sienten la llamada de la paternidad, a ella se le ha pasado el arroz con creces y no queda más remedio que echar mano de la adopción. Y como en España la cosa está francamente mal en ese sentido, debido a la impenitente burocracia existente, las parejas suelen ir de dos en dos a China en viaje de turismo, para volver de tres en tres.

En fin, es lo que manda la moda y como la susodicha tiene tantos adictos y adeptos hay que tragar por el canon que impone. Lo que sí hay que tener en consideración es que tabaco y maternidad están reñidas, aunque tengo la sensación de que a buena parte de la España en edad de procrear les trae al pairo.