Toda obra humana se inicia con buena voluntad y con la disposición abierta de los promotores de la misma. Hoy cuando se habla tanto de turismo y se organizan tantas ferias y certámenes que tienen como objetivo dar a conocer lo propio, vamos a recordar a un zamorano ilustre, auténtico visionario de esta importantísima corriente moderna del turismo, que se adelantó un siglo al fenómeno y publicó la que sin ninguna duda podemos considerar como la primera guía turística del mundo, tanto por su estructura como por los datos y la forma de presentarlos. La Guía del Viajero es su título, es obra de don Eduardo Julián Pérez y se editó en 1895 y en sus doscientas treinta páginas, nos ha dejado un magnífico documento del estado, características y estructura político-administrativa, económica y ambiental, tal es el orden y la minuciosidad de las descripciones sobre la provincia que nada escapa a la necesidad del posible viajero que hasta ella llega y en la que encuentra el más pequeño detalle que pueda interesarle y que le sugiere por su exposición.

Basta repasar las completas y detalladas páginas del índice para acercarnos a los lugares o temas elegidos, constituyendo un complemento utilísimo cuando el tema o los temas interesados sean muy concretos. La obra nos sitúa en la Zamora de finales del siglo XIX con tal precisión, rigor y claridad, que sin exageración la podemos considerar única en su tiempo y sin duda una auténtica guía de turismo, teniendo en cuenta además que al final ofrece un magnífico plano de la ciudad a rigurosa escala y firmado dentro de un gran círculo que adornan en la parte superior dos magníficos detalles de dos de los monumentos más representativos de la urbe, todo un conjunto que merece conocerse y entenderse. Este tipo de detalles nos ayuda a entender la historia y el devenir de una ciudad y es una manera de anclar el tiempo, una manera de hacer justicia con el pasado.

La Guía del Viajero forma parte de esa serie de obras que en la segunda mitad del citado siglo XIX forman una avanzadilla que parece abrir la fortaleza a la corriente incesante de autores y obras que constituye una auténtica fortaleza bibliográfica, que ha llegado a agotar muchos de los temas de la ciudad referidos.

Don Eduardo Julián Pérez tiene una calle en Zamora capital, en la zona de la Candelaria, justo recuerdo que el Ayuntamiento dedicó a tan insigne como avanzado precursor del turismo en la ciudad y la provincia. Recordarlo es un honor.