Hace unos cuantos meses, Juan Vicente Herrera acuñó la expresión «músculo financiero» para referirse a los ahorros de Castilla y León que tenían que quedarse aquí y dar vida a empresas, particulares, instituciones, etc. Dicho en román paladino: la fusión de las seis cajas en una sola entidad que fuera santo y seña de las finanzas regionales. La frase arraigó enseguida. Políticos, sindicalistas, empresarios, periodistas, tertulianos y demás comenzaron a hablar de tener músculo financiero, de potenciar el músculo financiero? Hubo un tiempo en que, al referirnos al dinero, parecía que lo hacíamos desde un gimnasio o un campeonato de culturismo, todo era musculatura, bíceps. La cosa creció cuando el propio Herrera, en su doble condición de presidente de la Junta y del PP, y Óscar López, baranda del PSOE castellano-leonés, llegaron a un acuerdo para sacar más músculo, o sea que los dos grandes partidos apostaban por la caja única y ordenaban a sus gentes que apoyaran esta opción allá donde estuviesen. Pero, que si quieres arroz, Catalina. Nadie les hizo caso. De boquilla sí, mas a la hora de la verdad León y Salamanca se pelearon por la sede y dijeron aquello de «mía o de nadie», Palencia se ofreció de intermediaria, Valladolid pidió su parte, Burgos dijo que lo mío, mío y lo de los demás a medias y, en Segovia y Ávila, se oyeron risitas cachondas: hacía tiempo que tenían claro que se irían con Caja Madrid. No en vano hay mejores restaurantes y mayores diversiones en la capital de Reino que en cualquier ciudad de estos pagos. Las reuniones de consejos, asambleas, directivas, etcétera, ganan mucho junto a la Cibeles. Solo Soria y Zamora permanecieron calladas. Se enteraron de que los esfuerzos inútiles conducen a la melancolía y pensaron que con las cornadas diarias ya hay melancolía para dar y regalar.

Total, que del músculo financiero pasamos al mus-culo al cero. O sea, mus por no llevar nada, ni grande ni chica ni pares ni juego; culo porque vamos de ídem después de que la fusión saliese por salva sea la parte y al cero porque, tras el fiasco, los bíceps se han quedado planos, mondos y lirondos. Y eso que PP y PSOE lo tenían todo pactado en lo que se llamó ejercicio de responsabilidad, coherencia, regionalismo positivo y otras lindezas. De la maravillosa y esperanzadora caja única nos convertimos en el ejército de Pancho Villa, cada uno por un lado y todos apañando botín. Caja Burgos se largó con Navarra, Canarias y algunas más; Círculo Católico se ha unido, entre otras, a dos cajas aragonesas; Ávila y Segovia fueron engullidas por Madrid, y Caja España y Caja Duero, las de mayor presencia en esta provincia, iniciaron un proceso de fusión que parece la marcha del PP hacia el centro: nunca acaba. Hubo un momento de optimismo, pero entonces nos enteramos de que no podían fusionarse ellas dos solas porque eran demasiado enclenques para enfrentarse al follón financiero que había por ahí fuera. Así que buscamos un primo de Zumosol y dimos con la malagueña Unicaja. Bueno, todo resuelto. A respirar. Pues, oiga, como que no. Ahora los andaluces dicen que las nuestras no son trigo limpio, que no está claro el asunto y que saquemos bola a ver cómo andamos de músculo porque no se fían. Conclusión: cabe la posibilidad de que el Banco de España intervenga y nacionalice la non nata Caja España-Caja Duero y la venda. ¡Toma músculo!

Lo que no está claro es si también va a nacionalizar los sueldazos de los directivos y los miles y miles de euros que se han gastado en dietas para consejeros, miembros de asambleas y reuniones juntos, separados, revueltos, al tresbolillo y al bies. Convendría que nos lo explicaran cuanto antes para saber de qué han servido, en época de crisis y recortes, tantas operaciones, idas y venidas, declaraciones, pactos, negociaciones. Si la caja única era la solución financiera para Castilla y León, ¿cómo afrontamos el futuro con las sedes sociales de nuestros ahorros en Aragón, Navarra, Madrid, Andalucía o donde finalmente se lleven la España-Duero?, ¿qué anda haciendo mientras tanto la Junta y, especialmente, su consejero de Economía, que reclamó y obtuvo hace años la competencia en materia de cajas para pilotar la fusión?, ¿qué se fizo de aquel cacareado y ensalzado músculo financiero?, ¿qué fue del acuerdo PP-PSOE?, ¿qué nuevas y desagradables sorpresas nos aguardan en un camino que hasta ahora únicamente ha servido para que los puestos de mando de cuatro cajas de aquí ya no estén aquí y para que el otro sea una incógnita que puede acabar en el BBVA, el Santander o el Banco de Sabadell. ¿Y qué tal si la España-Duero termina en la Caixa? Me imagino la cara de esos ahorradores patriotas que, no hace tanto, anduvieron recogiendo firmas contra el Estatuto de Cataluña.

El lío de las cajas confirma que, 29 años después de la aprobación del Estatuto de Autonomía de Castilla y León, seguimos haciendo patria. O sea mus-culo. Saquen bola delante de los forasteros.