El Mirador del Troncoso es el lugar de la ciudad desde el que se puede contemplar uno de los paisajes más interesantes y hermosos del río Duero a su paso por Zamora, con sus puentes, molinos, azudes y el fondo paisajístico que lo enmarca.

El río Duero, la Catedral con su cúpula y torre fortaleza, las torres de las iglesias y las rocas de Santa Marta, definen la imagen más representativa de la ciudad.

El Mirador del Troncoso existe por casualidad, gracias a la donación del MOPU a la ciudad de un edificio de su propiedad. La donación evitó la posible enajenación a particulares interesados. El edificio fue utilizado hasta entonces como archivo de documentos y depósito de materiales cuando las oficinas de Obras Públicas estuvieron en un edificio de la calle del Riego y luego solo como depósito, cuando el archivo se trasladó a un nuevo edificio, ocupado actualmente por la Comisaría de Policía.

En el solar del actual mirador había una vivienda con un patio ajardinado que fue donada al MOPU por una señora, mediante una rara herencia (en principios del siglo XX) para que fuera utilizada por los servicios de OP de Zamora. Entre el personal del servicio era conocida como la Casa de la Rosa en recuerdo del nombre de la donante.

Durante el trámite de la donación se planteó la posibilidad de entregar el edificio tal y como estaba, pero para evitar otro posible intento de apropiación después de la donación la Jefatura ordenó la demolición y retirada total de los escombros, para que el solar fuera utilizado como mirador de la ciudad con aprovechamiento turístico y evitar que la casa se utilizase para fines absurdos e inútiles como centros de interpretación de tal o cual cosa, centros cívicos o pseudo culturales sin funciones prácticas, u otras ocurrencias solo válidas para dilapidar, sin beneficios reales, el dinero público.

El MOPU cedió también en aquel tiempo a la ciudad parte de la actual zona verde de San Martín de Abajo, ocupada hasta entonces por un antiguo vivero forestal, con vivienda y almacenes. Como en la Casa de la Rosa la donación obligaba a la utilización, en este caso, como parque o zona verde, condición detallada en el BOE, con previsión retroactiva en caso contrario.

El Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico tiene prevista la apertura de un (no sé cómo definirlo) parque o corredor entre el mirador del Troncoso y la cuesta de los Pepinos, sobre las peñas de Santa Marta. Es, además de antinatural, inútil pues es imposible su integración en los flujos circulatorios peatonales urbanos de la ciudad, al carecer de entrada y salida conectadas a puntos finales de origen o destino. Con un símil médico diré que cuando no circula la sangre por alguna vena o arteria es probable que esa zona se gangrene, igual que ocurrirá en ese paseo que, sin tráfico peatonal continuo, será refugio de marginalidad e inseguridad, con daño para el entorno.

La vista panorámica de la ciudad sufrirá la agresión que produzcan las obras de transformación, si se aplican los horrendos criterios estéticos y antifuncionales utilizados en el paseo de San Martín, la plaza de La Leña y otras en los últimos tiempos.

El Plan Especial de Protección hasta hoy ha conseguido escasos resultados prácticos. En algunos casos parece inspirado en el síndrome de Diógenes, es decir induce a conservar fachadas próximas a basura edificatoria. La protección de algunas es incomprensible aun con el criterio más abierto, pues ni estética ni ambiental ni históricamente aportan ni justifican nada. En otros casos admite tapias absurdas y agresivas al estilo de la ciudad, como la del Consultivo, sin utilidad aparente. En Zamora desde mediados del siglo XIX hasta la fecha las corporaciones han rivalizado en la tarea de destrozar edificios antiguos o fachadas monumentales con reconocido valor artístico, con especial empeño de destrucción si eran iglesias románicas, o monasterios. Lugares donde se creó, se impulsó y está el arte monumental en toda Europa. Zamora carecería de valor turístico sin la aportación de la Iglesia, pues en la actualidad carece de otro tipo de monumentos, salvo la fachada de Los Momos, ya que la muralla fue despojada de todas sus puertas, menos la de Doña Urraca. Acaso para borrar símbolos y como negación de hechos históricos acontecidos en el Sitio de Zamora. Un precedente de la Memoria Histórica.

Los diferentes intereses artísticos y ambientales de la ciudad deben armonizar la conservación de lo poco ambiental que queda, con la posibilidad de favorecer las actividades propias de la vida ciudadana en la zona fundacional de la ciudad, pues algunas decisiones tomadas para ella parecen copiadas de la normativa de conservación de un parque natural.