En esta ciudad se pronuncia la palabra "corrupción" con cierta ligereza. Sus mentores, como no pueden salir en los programas ad hoc de las televisiones donde Aída Nízar, Belén Esteban y el conde Lecquio tienen tribuna permanente, se permiten convocar ruedas de prensa para optar a su minuto de gloria, con nombre y fotografía. Es gente a la que le va la denuncia pero en el foro equivocado. Las denuncias se tramitan en la fiscalía, sólo que son palabras mayores y algunos, con los antecedentes que tienen, pueden salir mal parados de sus escarceos con la justicia que si en verdad es justa debiera investigarlos a fondo.

Hablando de fotos, la que nuestro periódico ha exhibido mostrando el look actual de un tal Román Rollón muy bien podría ser la foto, también actual, de Joselito, aquel niño cantor cuya infancia inmortalizó el cine de la época en blanco y negro y sólo al final de su carrera en color. Román Rollón es el sosias de Joselito, con más altura física, o un trasunto del mismo, porque también canta. Lo que pasa es que canta la canción equivocada. Canta la estrofa que le dictan en la sombra y que unos pocos quieren oír, pero no canta la canción completa.

Poco cuenta el promotor inmobiliario los modos y maneras que tiene de acceder a los despachos oficiales. Hay que tener catadura y caradura para llegar al despacho de un edil del actual equipo de Gobierno y amenazar, tratar de intimidar, conminar, si es preciso a la Corporación en pleno, si no se hace poco menos que lo que el señorito pide. Y hay que tenerlos bien puestos para hacer lo que un edil responsable, serio, honesto, trabajador y coherente hizo con el susodicho: echarlo, ponerlo de patitas en la calle. Sólo faltaba que las instituciones actuasen al dictado del primero o del último que llega. ¡Sólo faltaba eso! Alcaldesa, tú como ese edil jabato. No te dejes intimidar. ¡Hasta ahí podíamos llegar!

Sorprende que en la foto de marras Joselito Rollón apareciera arropado por el secretario general de la CEOE-Cepyme, Luis de Luis. Ni él es ni yo soy santo de las devociones respectivas. Pero me atrevería a poner una mano en el fuego porque Luis de Luis estaba allí de mala gana y no compartía las palabras del nuevo JR de la construcción en el siglo presente. Como estoy casi segura de que el señor Herrero Magarzo tampoco las comparte. Tengo a Angel Herrero por hombre inteligente y no me encajan según qué cosas.

Me gustaría conocer la identidad del resto de promotores zamoranos que han respaldado la acción bilateral, aunque parece que ya han desautorizado a Joselito Rollón, quien habría montado semejante bronca para conseguir que le agilicen unas licencias que están paralizadas por el Ayuntamiento a causa de los incumplimientos urbanísticos del personaje en actuaciones precedentes. Hay que dar la cara, aunque a uno se la partan. Ahí estriba la diferencia entre los que tiran piedra y esconden mano y los que tiran piedra y dejan la mano alzada. Vale ya de apelar de palabra y desde el periódico o la radio a la Fiscalía Anticorrupción y que actúen de una pajolera vez. Que se personen. Que vayan. Que firmen la denuncia. Si tienen información que le den luz verde pero, ¡ojo!, puede que también haya información, y muy jugosa, en sentido contrario.

Si Joselito Rollón no tuviera intereses personales, lo mismo, no sin gran esfuerzo por mi parte, hasta podría intentar creerle. Lo malo es que Joselito Rollón tienen intereses y más. Visto lo visto, será mejor que se vaya con esa música a otra parte.