Hasta alguien como yo, cuasi escéptico, que no es lo mismo que negacionista, en todo lo que tiene que ver con los perfiles más agoreros del cambio climático, se inquieta cuando lee informes como el último publicado por el Observatorio de la Sostenibilidad de España, que se resume en esta misma página. Este organismo, nada sospechoso de querer arrimar el ascua a sardina propia, con representación institucional, universitaria y técnica, advierte del grave peligro que supone para España el cambio climático. Si no se hace nada para cambiar el proceso, augura problemas de desertización en amplias zonas de la península ibérica y cambios importantes en otras que afectarán a las especies, entre las que incluye el norte de la provincia zamorana.

Resulta paradójico que afloren los informes sobre las consecuencias del cambio climático y, sin embargo, cada vez haya menos compromisos por parte de los estados. Se acaba de conocer que el Protocolo de Kioto es otra «víctima» de la crisis y que no hay ni un solo estado que lo cumpla. Está claro que las naciones desarrolladas y en vías de desarrollo bastante tienen en la actualidad con ir sacando adelante sus economías domésticas, como para pensar en el futuro, aunque éste pinte repleto de nubarrones.

Si bien la lucha global contra el cambio climático es muy costosa y por eso ahora, con lo que está cayendo, dormita en la nevera de las cuentas de los estados, hay otras medidas, más pequeñas, pero seguramente muy efectivas que no tiene ninguna justificación que hayan sido aplazadas.

Zamora, con una pluviometría escasa -menos de 600 litros de media al año- está entre las zonas de riesgo de desertización. ¿Remedio? La forestación masiva. ¿Cuántos planes, cuántos programas se han hecho al respecto? La Junta de Castilla y León tiene su propio plan regional de reforestación que contempla la actuación en miles de hectáreas. El programa se aprobó hace ya varios años, ¿cuántas hectáreas se han reforestado? La Política Agrícola Común (PAC) exige la plantación de un árbol por hectárea subvencionada. ¿Esta medida se cumple? Creo que no. Recuerdo también la promesa de Rajoy de plantar 500 millones de árboles en cuatro años si hubiera llegado a la presidencia del Gobierno en 2006. Las promesas no sirven contra el cambio climático.