Aunque ya se sabe que una cosa es predicar y otra cosa es vender trigo, que una cosa son las promesas que se hacen en campaña electoral con el ansia y la histeria de captar votos y otra cosa es que estas promesas puedan llevarse a cabo, tendría que priorizar el nuevo equipo de Gobierno, aun no constituido, del Ayuntamiento de Zamora, con calma y serenidad, sin prisa pero sin pausa, sus líneas políticas de actuación atendiendo a las necesidades de la ciudad y los ciudadanos, por encima de demagogias fáciles. Que eso ya está previsto, con el plan estratégico, el plan del casco antiguo y demás planes, es algo que se sabe, porque muchas veces se han comprometido, pero hay aspectos que chocan duramente con la realidad y que a los del PP corresponde evaluar y soslayar o armonizar.

Por ejemplo, el empleo, digna y encomiable tarea, que efectivamente debe convertirse en principal, sin cejar en la lucha por crear puestos de trabajo. La cuestión es hasta qué punto puede llegar el empleo que genere un Ayuntamiento, y encima un Ayuntamiento tan endeudado. Obras domésticas, urbanas, y poco más. Los planes estatales precisamente para tratar de disminuir el paro han supuesto en el mandato anterior una ayuda notable pero no hay más perspectivas. Hablar de fomentar y aun financiar apoyos para la instalación de empresas, vale para la campaña electoral, pero si el Gobierno y la Junta no han sido capaces de cumplir sus promesas en este sentido -la multinacional de software, la planta de bioetanol…- es difícil que se consiga a niveles más modestos. Luego, están los hechos: en el polígono de La Hiniesta II solo se han instalado dos empresas en dos años, debido a la crisis, aunque hay parcelas vendidas y permisos de obras. Pero todo se encuentra parado y en esa situación cabe preguntarse qué sentido tiene construir un nuevo polígono industrial en terrenos agrícolas.

Y está también lo del turismo. La flamante y fracasada sociedad de turismo creada anteriormente no ha cumplido para nada sus objetivos, y aunque los grupos de oposición pensaban en finiquitar el invento, los del PP ya han dicho que se va a mantener, aunque con un consejo renovado y hay que esperar que con un auditoría por medio, y transparente. El hecho es que pese a tantos alicientes, y pese a la nueva aportación del restaurado Castillo, descuidadamente mantenido ya, los visitantes siguen llegando con cuentagotas, poco a poco, e incluso este año se ha dado la voz de alerta con el bajón del turismo en Semana Santa. Y confiar en que el campo de golf, cuando se haga, pueda aportar más gente, como los cazadores antaño, son ganas de engañarse a sí mismos, algo a lo que aquí muchos son adictos. Así que habrá que insistir y mejorar lo que se tiene, que no es poco, pero sabiéndolo vender en un mercado tan competitivo como el turístico. Lo que parece imprescindible es contar con un nuevo Museo de Semana Santa y debiera ser tarea prioritaria, lo mismo que retomar de una vez y de manera decidida la reivindicación de esa subsede de Las Edades del Hombre, con exposición permanente, prometida cuando la Junta bloqueó la decisión de los obispos de trasladar a Zamora la Fundación. Sin olvidar un nuevo parking subterráneo en el centro.