Hay que ver cuánto se ha tardado por parte del Gobierno en tomar determinadas decisiones, como la subida de los impuestos a los ricos que a la postre ha quedado en un ligero retoque fiscal, y en cambio que poco cuesta tomar otras medidas tan drásticas como rebajar el salario a los funcionarios, abaratar el despido a través de la reforma laboral o congelar las pensiones. Puede que no quede otro remedio dada la situación, como al parecer ocurre en este último caso, pero de todos modos resulta chocante y significativa tan ostensible e injusta diferencia de trato, por más que al fin y al cabo no sea más que el reflejo social de la diferencias existentes en la sociedad y en la vida.

Ahora se va a reformar el sistema y sería curioso saber, por mucho que la reforma sea necesaria si se quieren garantizar las pensiones del mañana, si quienes desde el Gobierno o desde el Congreso decidirán sobre el asunto, conocen realmente lo que cobran en España los jubilados, las viudas, y los demás receptores de percepciones contributivas. Sin compararlo ya con otros países europeos del entorno, aunque las comparaciones oficiales sean constantes cuando interesa, el hecho es que las pagas son tan limitadas que a veces parece que no es que no den para vivir sino ni siquiera para morir. Y encima, desde el año próximo quedan congeladas, aunque la luz y los precios del mercado seguirán subiendo, poco o mucho. Y mientras se incrementa levemente el impuesto sobre la renta para los que ganen más de 125.000 euros anuales, que al parecer son sólo unos 100.000 -en Zamora, unos 150- cifras que cuesta trabajo creer por mucho que se suelten desde los ámbitos oficiales de la economía.

En cambio, los últimos datos dados a conocer sobre las pensiones son tan desconsoladores como siempre y eso que algo se ha mejorado respecto al año anterior, lo que ya no será posible el año que viene. Pero aun así, la media nacional está en los 887 euros y la media de Castilla y León se queda en los 760 -127 euros menos- sólo por encima de Galicia, y la media de Zamora en 655 -105 euros más baja que la media regional- y que nos deja bajo mínimos al ser la menor de la comunidad, cuya capital, Valladolid alcanza una media de 875 euros. En la provincia zamorana, la pensión media por jubilación es de 721 euros y la de viudedad de 518 euros, números que se comentan por si solos. Únicamente las pagas en el País Vasco y en Madrid se acercan a niveles europeos al superar los 1.000 euros mensuales.

Así las cosas, y con más de ocho millones de pensionistas en todo el país, más de ocho millones de votos, aunque muchos sean votos cautivos, el Gobierno y los partidos deberían pensárselo y actuar, aun atendiendo a la necesidad de la reforma del sistema como garantía de futuro, con suficiente tino y sensibilidad, no sólo social, sino sobre todo humana, arbitrando fórmulas para no dañar a los pensionistas, ni a los futuros ni a los actuales, compatibilizando sus intereses con los del Estado. La congelación para el año próximo de las pensiones, tan exiguas ya en millones de casos, debiera ser objeto de reflexión y debate como se está pidiendo con toda justicia desde tantos foros y colectivos.