Últimamente se ha puesto muy de moda hablar mal de los sindicatos, los sindicalistas y los liberados sindicales. Las críticas siempre están bien, y desde luego los dirigentes deberían ir tomando nota para cambiar muchas cosas; pero si no existen sindicatos no hay sociedad democrática, ni a la larga derechos efectivos en las empresas. Aunque, como ocurre en cualquier tipo de organización, haya de todo, algunas actitudes nos ponen en la pista de que la llama del viejo sindicalismo obrero no se ha apagado, y ahí está la imagen de los dirigentes mineros en huelga de hambre en el Ministerio de Industria, en defensa del pago de los salarios, entre ellos un histórico líder sindical de 67 años aquejado de dolencias de importancia, al que ni compañeros, ni familia ni amigos han logrado apartar del evidente riesgo que corre. En una foto de hace días levantaba barricadas apoyado en un bastón.