Para crear algo, hay que tener imaginación y proyectar para que sea realizable. De ahí que tal pensamiento creativo pueda surgir de una mente femenina o masculina, por ser totalmente independiente del sexo de cada cual. En esto radica la igualdad, netamente cerebral de ambas individualidades naturales.

Pasa el tiempo, corren los siglos en persecución loca para resolver incógnitas y descubrir nuevos horizontes, mientras las ideas y la creatividad de los seres humanos siguen hermanadas hasta el fin. Hay algo que las une, una fuerza que juntas las eleva al éxito y a la popularidad. Son tan potentes unidas, como débiles separadas.

Pueden ser pensamientos e ideas creativas de mujer, que bordan sin descanso la fina seda de la vida con agujas doradas del corazón, para que el hombre transforme todo aquello en realidad, creando con sus manos e inventiva todo nuevo ingenio. O bien en sentido inverso, surge la intuición teórica, debida a la observación masculina, para que sea ella la que lo lleve a una realidad concreta y realista, como ha sucedido numerosas veces a través de la historia

El mundo sigue su curso, y mientras sigan hermanadas las ideas y la creatividad, continuará la conquista del Universo.

Los pensamientos de ella vuelan, se esparcen en todos los sentidos con sutil recogimiento, de feminidad acogedora, de vida vibrante, que libre y confiadamente se comunica con él. Puede haber cambio de impresiones, confrontaciones y cálculos de probabilidades, y al final comprobación y realización de la idea incluso mejorándola. Todo ello representa un positivo trabajo de equipo. Una mujer inteligente y culta, será siempre un auténtico tesoro.