En el Curso 1938-39 llegó a la Escuela Mixta de La Tuda doña Natividad Ramos Martínez, procedente de la escuela de Firgas en Canarias y como consecuencia de las Normas del Gobierno de Surgos que destinaban las escuelas mixtas para maestras.

La Escuela volvió a adquirir la organización, el orden y el ritmo que había perdido en los dos cursos anteriores. No hubo Cuaderno de Rotación, pero se desarrolló en gran manera, las lecturas comentadas y a continuación una redacción sobre lo leído. Las enciclopedias se mantuvieron las mismas y se cuidaba el dictado, con la caligrafía y ortografía.

Joven, doña Nati como todos la conocíamos y entregada de lleno a la Escuela, para mí mantuvo dos caracteres muy concretos y definidos, fue mi maestra y a la vez encontré en ella ese otro trato humano, afectivo y muy cercano de quien hacía un lustro que había dado su último beso a su madre una mañana del 26 de septiembre de 1933.

A mediados de curso se inició en la escuela un intercambio de ejercicios de redacción, sobre temas de «Costumbres y trabajos agrícolas» que nosotros redactábamos para enviar a su anterior escuela de Firgas, trabajo que nos proporcionaba una cierta ordenación en la exposición, a la vez que nos estimulaba en el conjunto de la redacción.

En el siguiente curso e iniciada la Segunda Guerra Mundial en las dehesas que rodean La Tuda y principalmente en la dehesa de Castro Terreño, se comenzó a explotar la jara para la obtención de la llamada droga, destinada a los laboratorios de la Alemania del momento. Doña Nati nos llevó varias veces a las rudimentarias explotaciones y a continuación, venía la redacción completa de lo visto y escuchado con toda atención, y se redactaba una segunda copia para enviarla a Firgas.

Las Normas del Plan del 38 se desarrollaron con toda normalidad y los Cuadernos de la primera sección quedaron en la Escuela como testimonio fiel de un orden en la entrega y en el trabajo.

En este segundo curso y ante el material de la Escuela, la materia procedente de los finales del diecinueve, doña Nati con la colaboración de algunos ex combatientes y jóvenes preparó una comedia con el fin de recaudar fondos para intentar cambiar el mobiliario escolar. La comedia elegida fue Marianela de Galdós llevada al teatro por los Hermanos Quintero. A mí me tocó el papel de Felipín y en la primavera se celebraron dos representaciones en el escenario montado en el corral del señor Eladio, obteniéndose una recaudación de setecientas pesetas con las que se adquirieron cuatro grandes mesas, tipo moderno que el carretero de San Marcial el señor Ramón Bailón realizó con todo mimo y cuidado.

Dos años inolvidables, además de la Escuela, ella me preparó de primero y segundo de Bachillerato y la Escuela Mixta con muchas faltas del alumnado dedicado a esa rudimentaria pero constante labor de ayuda y colaboración en el mundo rural apenas se notaba los días de asistencia. Las primeras fotografías de las excursiones los jueves en la tarde al campo dieron y daban un aire nuevo, que se respiraba en el monótono silencio de la Escuela cuando estabas en ella.

Gracias doña Nati porque usted me sacó de las zarzas y de las escobas, me llevó a las tablas y me hizo soñar con los ojos abiertos este sueño feliz que no pienso dejar, ni tampoco olvidar a los dos maestros que me redimieron.

Dos maestros que dejaron su impronta en una escuela, posiblemente una de las más olvidadas de nuestra provincia. Gracias a vuestro ejemplo y a vuestra lección, en honor del Magisterio.