Al parecer, el Sistema Nacional de Salud registró un gasto farmacéutico en Castilla y León durante el pasado mes de julio de 58,84 millones de euros, lo que supone un aumento del 10,58 por ciento respecto al mismo mes de 2009 frente a una caída en España del 6,79 por ciento, hasta los 977,9 millones. Los responsables de la Sanidad pública van de rebote en rebote con el dichoso gasto farmacéutico. De vez en cuando desde el Ministerio, cuando no desde la Consejería correspondiente, nos hablan de copago y de todas aquellas posibilidades que quieren arbitrar para quitarse de encima siquiera una parte del pastón que se gastan en fármacos.

El gasto farmacéutico sigue siendo la bestia negra de la Sanidad española. Para más INRI en Castilla y León estamos dando que decir. Porque, mientras en el resto del país el gasto se nivela medianamente, en nuestra Comunidad aumentó, lo cual no es bueno ni para las arcas públicas ni para los beneficiarios. La respuesta la tiene el propio Sistema. Hay que concienciar en primer lugar al cliente de la Sanidad Pública. Se supone que los médicos saben bien lo que deben hacer y conocen sobradamente quién es el enfermo de verdad, el enfermo imaginario y el hipocondríaco.

Parece que todo lo expuesto no es suficiente. En Comunidades como la nuestra donde la mayoría ciudadana es gente mayor, cuántos de ellos enfermos crónicos, el gasto se dispara por obvias razones. También es cierto que el Sistema no ha tenido todavía en cuenta la solución que se aplica con éxito en muchos países de nuestro propio orbe comunitario: las monodosis. Si con tres pastillas para atajar determinado mal voy sobrada, por qué me prescriben un medicamento que tiene treinta dosis, pongamos por caso. Si necesito tomar un jarabe durante dos días, por qué me recetan uno para todo un mes que acaba irremediablemente en el cubo de la basura una vez que se ha sobrepasado la fecha de caducidad.

Por ahí deberían de haber, si no empezado, sí continuado una vez que saltaron todas las alarmas sobre el excesivo gasto farmacéutico que soporta el Sistema de Salud. Medicinas, las justas y necesarias. Ni una más ni una menos. Ya vería usted cómo se atajaba el problema de inmediato. Además, eso ayudaría a compensar el gasto que ocasiona un enfermo crónico. España tiene una Sanidad Pública extraordinaria, algo que para sí quisieran los hijos del Tío Sam, por poner un ejemplo. Sin embargo el gasto farmacéutico obliga a la autoridad competente a los «malos pensamientos» cuando en realidad tiene la solución a mano. Que la dejen como está, excepción hecha del tema farmacéutico que debe reorientarse por esa vía.

Las empresas farmacéuticas reciben más de lo que dan y también se les podría exigir un poco. Y no que el momio es para ellas y sus beneficiarios en dinero contante y sonante o en prebendas. A la Sanidad Pública ni tocalla, si acaso enmendalla en cuanto al gasto farmacéutico se refiere.