Teniendo en cuenta que las opciones del PSOE a recuperar la Comunidad de Madrid se acercan a 0, la alegría y el entusiasmo en las primarias de los candidatos a candidato son una bocanada de aire puro, pues la política anda necesitada de esa inocencia. Trinidad, de la que resulta admirable el desparpajo militante, es la imagen del eterno optimismo zapaterista, mezcla de fe laica en la buena estrella, de conocimiento justito de las cosas y de confianza en la superioridad de las visiones sobre los hechos. Gómez, a quien se debe respetar por su arrojo, parece expresar el carácter sombrío e implacable de los aparatos y su vocación de ignorar la sociología electoral. Entre ambos, en un Madrid cada vez más claramente basculado a la derecha, pueden lograr que Esperanza, una reaccionaria profunda vestida sin pudor de liberal y que en 2003 llegó al poder como llegó, siga haciendo cuatrienios.