Anda enfrascado Gadafi, en sus particulares «Vacaciones en Roma», aseverando que toda Europa debe ser islamizada. El libio, famoso por sus excentricidades y más aún por la pretoriana guardia exclusivamente femenina que lo rodea y protege permanentemente, ha decidido comenzar ese proceso de apostolado con 500 azafatas de todos los tipos de «azafateo» que imaginarse puedan. Es curioso que haya elegido Roma, en la Italia berlusconiana para reunirse con estas quinientas chicas, todas ellas de buen ver. Tal vez el culmen del acierto hubiera sido hacerlo en Villa Certosa, la mansión donde Il Cavaliere se rodeaba de sus belinas y que ahora tiene en venta.

Italia y Libia siempre estuvieron próximas, y no sólo geográficamente, pero esos paralelismos Berlusconi-Gadafi vienen una vez más a demostrar cuan cierto es que los extremos se tocan. Quiere Gadafi islamizarnos a todos, empezando por las azafatas y terminando, imagino, por mineros, camioneros o marineros que, mire usted por dónde, siendo los últimos, pueden convertirse en la reserva espiritual de occidente en la que en su día pensara Unamuno.

En acción no concertada pero sí coincidente, el nada estimulante líder iraní acaba de aprovechar no sé qué para canonizar a la italiana consorte del presidente de Francia, Carla Bruni como «puta francesa» y como quitándole hierro, un día después ha añadido que merece morir. Estos fenómenos de la naturaleza es que aún no se han enterado bien de lo de la Alianza de Civilizaciones? o tal vez es que lo han comprendido demasiado bien y pronto.

Habrá pues que redoblar esfuerzos para ese entendimiento que nuestro Gobierno tanto propugna, en disonancia con el «carca» planteamiento de respuesta que propugnó en su día Tony Blair, la alianza de los civilizados. Claro que puestos a redoblar esos esfuerzos, quizás convendría empezar por nuestro cercano vecino marroquí. ¿Se acuerdan de la obra de teatro de Alonso de Santos, que luego hizo película Colomo y con Verónica Forqué en papel estelar? Entonces era bajarse al moro, ahora es que el moro se nos sube.

El nada democrático rey de Marruecos mantiene la línea de sus ancestros y de vez en cuando suelta un coletazo contra España para conseguir algún objetivo propio. Cuando aún no se conoce con exactitud su grado de implicación, por acción u omisión, en el 11-M, lleva semanas hostigando a la españolísima Melilla, aunque con menos ímpetu del que ejercitó con el islote Perejil, con la excusa de que las mujeres policías de nuestra frontera maltratan a los suyos? simplemente porque son mujeres y es humillante para ellos que les pidan los papeles o les den órdenes. Eso sí, cuando sus polis arrean, que ellos sí que lo hacen, que se lo digan a los activistas pro saharahuis, o sea, pro justicia y ley internacional, entonces resulta que no pasa nada. Islamizar Europa, dicen, como si Europa no hubiera tenido ya su Edad Media.

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