Opinión | EDITORIAL

Zamora puede cambiar su estructura laboral gracias a la Formación Profesional

La crisis económica ha servido de hada madrina para la cenicienta del sistema educativo español. La Formación Profesional, injustamente infravalorada, ofrece resultados positivos en la creación de puestos de trabajo y se revela como una herramienta indispensable para el desarrollo económico de Zamora. Una inserción laboral del 95% de los alumnos que concluyen sus estudios en un plazo entre seis meses y un año sin necesidad de abandonar la provincia acredita la eficacia inmediata de las enseñanzas y su buena, aunque mejorable, conexión con la realidad del mercado y las demandas de la empresa.

Uno de los grandes males de la estructura económica de la provincia radica, precisamente, en la escasa cualificación profesional de muchos de sus activos. Zamora padece la consecuencia de la reconversión silenciosa de la agricultura que ha relegado este sector de actividad y que ha expulsado del campo a miles de personas que, sin apenas formación especializada, han tenido como únicos destinos los empleos peor remunerados y, finalmente, el paro cuando la recesión ha dado de lleno en la construcción y en la hostelería. Acceder a una enseñanza que no fuera la básica en una provincia pobre y sin recursos era toda una hazaña dos generaciones atrás. Obtener un título universitario representaba el éxito social. Otra cosa es que el diploma y la foto de la orla quedaran reducidos a cenizas a la hora de encontrar un puesto de trabajo adecuado a los conocimientos adquiridos.

Durante años los zamoranos comenzaban en la Universidad su exilio hacia un incierto Eldorado. En Zamora, las escasas titulaciones impartidas en la mínima infraestructura existente hasta la creación del campus, poblaron media España de maestros y titulados en Geografía e Historia. La Formación Profesional era considerada -y ése era un mal generalizado en toda España- la salida para aquellos que «no valían» para estudiar, la última alternativa antes de abandonar el sistema. Mientras, la provincia se desangraba demográficamente exportando capital humano: los licenciados en la vecina Salamanca o en Madrid, emigraban con su título debajo del brazo ante la imposibilidad de encontrar hueco en una Zamora donde la Administración Pública sigue siendo, en pleno siglo XXI, el mayor empleador.

En este último curso, 2009-2010, el número de alumnos matriculados en FP se duplicó con respecto a hace un año. Más de mil estudiantes optaron por explorar otros senderos de conocimiento. De nuevo, la realidad va por delante de las actuaciones de los políticos que ni siquiera han sido capaces de desarrollar con la eficacia pretendida la Ley de Cualificaciones de Formación Profesional promulgada en 2002. También la Ley de Economía Sostenible del Gobierno de Zapatero apuesta por la formación profesional y por la innovación como fórmulas magistrales que aplicar para remontar la crisis. Muchas son las teorías en la misma dirección, pero ya es hora de olvidar las hipótesis y los diagnósticos para pasar a la práctica. Es urgente atender las necesidades formativas que reclaman los enseñantes de los ciclos de FP y también analizar con los empresarios esa adaptación al mercado laboral que, en el caso de Zamora, ofrece grandes posibilidades en nuevos nichos de empleo vinculados a nuevas tecnologías o cuidado de personas dependientes.

El pretendido pacto por la Educación debe ser capaz de modificar la estructura del ciclo de Secundaria para que el alumno pueda encarrilar su futuro académico a través del Bachillerato y la Universidad o hacia enseñanzas profesionales prestigiadas. La Formación Profesional vive un auge sin precedentes. Así se ha demostrado en las Jornadas de Puertas Abiertas recién clausuradas en Zamora, donde se ha puesto como ejemplo de su potencial que algunas de las especialidades, como soldador industrial, consiguen hacer cierta la quimera del pleno empleo, una auténtica proeza en los tiempos que corren. Los expertos pronostican que, cuando pase la crisis, las empresas tendrán una gran demanda de técnicos medios. Justo lo que ofrecen las titulaciones de FP y también muchas de las especialidades que mantiene el Campus Universitario Viriato. La manida argumentación de que la crisis puede ser una oportunidad se hace realidad en este caso: la Formación Profesional es sin duda una oportunidad para cambiar la estructura laboral de Zamora.

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