Mal asunto. El Gobierno asegura que nunca renunciará a su política social ni que modificará el sistema de pensiones. Pero no hace tanto que negaba la crisis que ha llevado al país al récord histórico del desempleo y afirmaba su convicción de que nunca se llegaría a los cuatro millones de parados y ya se han sobrepasado, y bien recientemente aun anunciaba que no habría remodelación ministerial y vaya si hubo aunque la mayoría cree que el cambio no servirá para nada. Así que…

Porque el caso es que desde el Banco de España se siguen haciendo llamamientos y proponiendo fórmulas de cara a tratar de paliar la situación, en especial con vistas al futuro. Pero se trata de soluciones que no gustan al Gobierno y que tampoco gustan a la gente, como flexibilizar el mercado laboral cuando de sobra se sabe lo que significa este eufemismo o aumentar a edad de la jubilación cuando en general a lo que se aspira es a retirarse cuanto antes. Y mucho menos gusta el tema cuando se habla de algo tan delicado y tan cuidado por todos los políticos como son las pensiones.

Se comprende que haya tantos a todos los niveles que estén en contra de esta postura adoptada por el Banco de España a través de su gobernador al que se acusa y no sin razón de estar sembrando el miedo y la inquietud cuando precisamente más se necesita de esperanza y ánimo. Pero tampoco se puede olvidar que desde este organismo oficial se dio ya la alarma antes de que apuntasen los primeros síntomas de la crisis acerca de la insostenible burbuja del ladrillo y del enorme endeudamiento que se estaba produciendo entre los españoles. Entonces ni el Gobierno ni nadie hizo caso de aquellas primeras llamadas de atención y ahora se sufren, y cómo se sufren, las consecuencias.

Lo que el Banco de España ha propuesto y no ya por boca de su máximo responsable sino a través de un documento enviado al Congreso, ha sido, por lo que al sector de los pensionistas se refiere, la subida de los años de cotización para calcular la prestación y ajustar el IPC a las situaciones reales aplicando si es preciso las rebajas de los precios a las pensiones, lo que supondría descontar a los pensionistas lo cobrado de más en el caso de que el IPC fuese inferior al previsto. O sea, que en vez de recibir a principios de año la paga de compensación del incremento, habría que devolver el exceso. Lo que faltaba a unos pensionistas que son de los que menos cobran en Europa.

No ha tardado Zapatero en desautorizar tales propuestas pues se trata de un colectivo, el de los pensionistas, con el que no se puede jugar ya que son siete millones de votos. Raro será que el gobernador del Banco no cambie pronto de cargo. Para algunos del Gobierno las pensiones están garantizadas de pleno hasta el 2025, y para otros, más optimistas, hasta el 2060. Pero los expertos insisten en que hay que plantearse la modificación del sistema público ya que cada vez hay más ciudadanos, con mayor esperanza de vida y con más derechos acumulados mientras que, por otra parte, la tasa de natalidad continuará siendo muy escasa. Un panorama que a la larga tampoco se podrá olvidar.