Un año más el día de la Región pasó sin pena ni gloria. Que es lo mejor que puede pasar. Una jornada festiva para los castellano-leoneses, preocupados por la crisis y despreocupados de estas celebraciones que dejan para los políticos. Quienes, lógicamente, tanto en el acto oficial de Avila en esta ocasión, como en la visita oficiosa a Villalar, tocaron el tema desde un punto de vista reivindicativo para lanzar el mensaje positivo de que juntos venceremos la crisis.

Bueno, si ellos lo dicen, pero no parece precisamente que PSOE y PP caminen unidos por ese mismo sendero al que insta el presidente Herrera. Y es que ya se sabe que quienes más hablan de la crisis son los que menos la sufren. Tanto en Avila como en Villalar estaban todos, los de siempre, los cargos de la Junta y los representantes de los partidos, las instituciones y los sindicatos. Mayor calado se desprendía del mensaje firmado por numerosos colectivos sociales haciendo alusión al drama del paro, a la asfixia del crédito y a la angustia que sufren miles de familias. Casi 200.000 parados hay en la comunidad de los cuatro millones del total de desempleados a los que ya se ha llegado en el país.

El presidente Herrera en su discurso de Avila se mostró sensible y realista con la situación que se vive, pero el mayor énfasis lo puso en el lado político asegurando que batallará por la financiación autonómica como los viejos comuneros. Una metáfora poco acertada si se tiene en cuenta que la cosa acabó en derrota. El máximo dirigente regional y del PP no desaprovechó la oportunidad de lanzar sus dardos contra el Gobierno de Zapatero invocando el derecho constitucional de igualdad entre todos los territorios y todos los españoles, lo cual es muy cierto y está muy bien pero a ver si se aplica Herrera el cuento respecto a los privilegios económicos y sociales que favorecen a determinadas provincias de la comunidad que preside mientras otras sufren las consecuencias del olvido.

En Villalar, lo de siempre y más vale. La misma cifra de asistentes de todos los años, unos 25.000, y la misma variopinta concurrencia, muy mayoritariamente de izquierdas, de todos los años, sin que faltase la tradicional representación del pueblo saharaui ni la protesta de trabajadores en situación precaria que hicieron llegar su queja a Herrera. El buen tiempo animó mucho la fiesta en la que no faltaron la música, el colorido y por supuesto la ofrenda floral ante el monolito de los comuneros que llevaron a cabo el secretario regional socialista, Oscar López, y el zamorano Demetrio Madrid, primer presidente de la Junta. López recogió el guante político y aseguró que la financiación autonómica será mejor que la conseguida con Aznar. En la carpa del PSOE por cierto hubo mensajes de Zapatero y de otros destacados socialistas de la región, abogando por el avance y la modernidad de la comunidad y porque los jóvenes no tengan que salir de ella. En el ambiente, tan festivo, tan soleado, flotó sin embargo durante todas las celebraciones, como una nube amenazadora, la sombra de la crisis, que hizo del Día de la Región, como reconoció Herrera, una jornada agridulce.