El gobernador del Banco de España ha puesto de uñas, y no es la primera vez que ocurre, al Gobierno de la nación, que ha rechazado tajantemente las declaraciones de Fernández Ordóñez alertando sobre el sistema de pensiones que podría entrar en déficit y pidiendo retrasar la edad de la jubilación, algo sobre lo que se lleva mucho tiempo tratando precisamente cuando la gente a lo que aspira es a retirarse cuanto antes y cuando, por otra parte, nada se hace para evitar las prejubilaciones masivas en tantas empresas más o menos en números rojos.

En cuanto a lo primero, a que se podría acabar este mismo año con déficit en la Seguridad Social, el ministro de Trabajo ha replicado no saber de dónde saca el gobernador del Banco de España una previsión tan preocupante pero tan alejada de la realidad y que a su entender sólo puede servir para generar inquietudes injustificadas en ocho millones de pensionistas, en lo cual lleva toda la razón Corbacho, que rechazó igualmente la idea de retrasar la edad de jubilación y por supuesto la sugerencia de abaratar el despido que hiciera en otra ocasión Fernández Ordóñez y que irritó igualmente al Gobierno. También los sindicatos han criticado muy duramente la nueva intervención del máximo regidor del Banco de España, y a favor se han alineado la patronal, aunque tibia y matizadamente, y como es natural el PP, que se apunta a todas las ocasiones de cargar contra Zapatero y su equipo.

Por otro lado, e incidiendo en el catastrofismo oportunista de la oposición, no dejan de producirse, desde los puntos más diversos, opiniones que enfrían las expectativas, como ahora el FMI, el Fondo Monetario Internacional, organismo que vaticina que la crisis será excepcionalmente larga y profunda y lenta la recuperación. Mensajes reiterados que ponen freno y marcha atrás al voluntarismo del Gobierno y al deseo de dotar a la situación de una esperanza que la sociedad precisa en estos tiempos a base de buscar y fijar salidas que alumbren una paliada salida de la recesión. Pero no es fácil el asunto, porque se puede caer fácilmente en ilusiones engañosas, en esperanzas falsas, frustrantes y peores aun que el enfrentamiento realista a la crisis. No hay que olvidar que fue Fernández Ordóñez uno de los primeros en llamar la atención sobre la burbuja de la construcción y sobre el excesivo endeudamiento que se estaba produciendo alegremente en el país, mientras Zapatero miraba para otro sitio.

Por encima de las apreciaciones institucionales o personales, lo que debiera primar es el esfuerzo común para superar una situación de economía quebrada que si tiene, incuestionablemente, un carácter global, en España se está haciendo muy aguda y grave debida al tremendo incremento del desempleo, el mayor de Europa. Como hace el Gobierno de Castilla-La Mancha que va a dar trabajo y un sueldo de unos 800 euros a los parados de aquella comunidad que agoten las prestaciones subsidiarias. Serán contratos mínimos de seis meses, al cabo de los cuales podrán volver a acogerse al régimen general de desempleo. Eso es lo que más se necesita: volcarse todos en ayudar a quienes se han quedado sin trabajo.