Botellón turístico en Zamora, quedada antiviolentos en Benavente, y procesiones semanasanteras en toda la provincia.

¿Quién tiene derecho a tapar la calle?, "que no pase nadie, que pasen mis abuelos comiendo buñuelos". Pues eso, que nos molesta que no nos dejen pasar; que nos ocupen las calles de la ciudad, o nos despierten, o nos las ensucien. Pero según y cómo, claro, que no es lo mismo una procesión católica que un botellón, ni siquiera cuando se trata de una romería con bota de vino incluida para el camino.

Entonces, ¿de quién es la calle?

Si se trata de concentraciones de jóvenes que se reúnen por su cuenta, sin el aval de una asociación "seria", ya sea religiosa, una ONG, un partido político mayoritario, o algo similar, la desconfianza, la crítica, la prohibición y la disolución son lo habitual.

El botellón está prohibido porque dicen que promueve el consumo de alcohol entre los jóvenes. ¡Mayor hipocresía imposible! Los jóvenes pueden beber hasta morirse en cualquier bar, y al aire libre en una terraza autorizada. Lo mismo que los viejos. Y el modelo que enseñamos a los niños es precisamente el de ver a sus ejemplares mayores bebiendo con normalidad, en casa, en los bares y en la calle. Porque el alcohol es legal y hasta una industria boyante en algunos lugares cercanos.

El Ayuntamiento hace la vista gorda la noche del Jueves al Viernes Santo porque son más los turistas jóvenes que vienen al botellón que los viejos que van a la procesión, y claro, no se atreven con ellos. Pero este año, como llovió y se protegieron en el siempre vacío aparcamiento de San Martín, ya está montada: que si son vándalos, que si no dejaban salir a los coches, que si estaban borrachos... El caso es que fueron desalojados por la policía, algo que no hubiera sucedido si en vez de jóvenes hubieran sido por ejemplo respetables cofrades de una procesión o turistas del Imserso protegiéndose del aguacero, ¿no?

Luego dicen que ensucian. Y es verdad, pero no más que las procesiones de Semana Santa para las que el Ayuntamiento dispone nada menos que de seis millones de pesetas para limpiar la calle. No sé si incluye el botellón.

Y a mayores, se metieron en los alrededores de la ermita de Los Remedios, donde hay unas excavaciones que han descubierto unas tumbas. ¡Serán vándalos! ¿Cómo es posible que si estos restos tienen un valor arqueológico estén sin ningún tipo de protección? ¡Si cualquiera puede robarlos! Si han deteriorado algo, espero que sean multados como los que se han cargado el patrimonio de Zamora, recientemente derribando una casa protegida en Santa Clara y la de los siete balcones en la Rúa. ¡Ah! y que se ponga vigilancia en las obras para que los ladrones del patrimonio no lo tengan tan fácil.

Hace poco más de un mes, tampoco pudieron hacer una fiesta en Valorio porque deterioraban el medio ambiente, tan cuidadito él con la inversión de casi dos millones de euros que ni se ven, y rodeado de casitas permitidas por los planes de urbanismo que en la ciudad han sido.

Bueno, pues pese a la lluvia y el desalojo de la madrugada, ¡ni un incidente vandálico de estos jóvenes que vinieron a divertirse a Zamora!

No se puede decir lo mismo de Benavente, donde los altercados han llevado a protestar en una "quedada" en la calle de los Carros. ¿Quién protestaba? Pues quién iba a ser, ¡los jóvenes!

Y luego están las procesiones, manifestaciones religiosas que llenan las calles con sus ritos. Todas las instituciones las apoyan con medios y dinero, y toda la población las respeta. Aunque nos tapen la calle, o la manchen de cera.

Ya sabemos que en Zamora la población está envejecida, pero la ciudad es de todos. También de los discapacitados que tienen que sortear barreras, y que en los días de aglomeraciones lo tienen aún más difícil. Y pese a todo, no protestan.