Cuando no hace tanto, en el programa de TVE "Tengo una pregunta para usted", alguien le pidió a Rajoy que señalase algo que a su entender hubiese hecho bien el Gobierno del PSOE, el líder del PP poco dudó en referirse a la labor que viene desarrollando en los últimos cinco años la Dirección General de Tráfico que ha conseguido disminuir de forma importante el número de víctimas mortales en las carreteras españolas después de un tiempo, que coincidió con el mandato popular, en el que los fallecidos en accidentes de tráfico iba aumentando cada año. Que lo reconozca Rajoy, que fue ministro de Interior y que tuvo por tanto, y entre otras, esa responsabilidad a su cargo, realza la importancia de lo conseguido, aunque en esta materia, por supuesto, reste aún tanto por conseguir.

Pero resulta incuestionable que se está ante una faceta exitosa del Gobierno de Zapatero a la que tal vez y pese a tratarse de vidas humanas, no se da políticamente todo su valor y trascendencia. Lo tiene y mucho y hay que reconocerlo, como hizo Rajoy. Habrá sido debido al carné por puntos, a las modificaciones penales, al aumento de las multas, a los continuos mensajes de concienciación a la sociedad, todo un poco, pero todo ha colaborado en la esperanzadora situación actual, con unos datos respecto al tráfico que ya empiezan a igualarnos a los países del entorno europeo. Y eso que, aunque en general parece que las llamadas de atención están surtiendo efecto en el modo de circular, todavía existen datos que demuestran cuánto queda por hacer, y no sólo ya de la Dirección General de Tráfico sino y principalmente por parte de los conductores. En la pasada Semana Santa, el número de muertes en la carretera, descendió un 27 por ciento, pero entre las 48 víctimas casi una cuarta parte no llevaba puesto el cinturón de seguridad, algo que parece increíble a estas alturas pero que se sigue produciendo. Por cierto que en Castilla y León el porcentaje mortal se rebajó, en esas fechas, a la mitad que el año anterior.

Otra cosa que funciona bien y precisamente en la región vuelve a ser la sanidad pública que según la estadística manejada por el ministerio de Sanidad, consigue una vez más altos niveles de valoración por parte de los usuarios, por encima de la media nacional. Nada menos que el 92 por ciento de la población consultada considera muy buena la atención primaria y el 85 por ciento coincide en cuanto a la especializada. Un mérito de la consejería de Sanidad de la Junta, que se repite, y que sitúa a la comunidad como la cuarta mejor calificada de España. Una situación positiva, aunque como en el caso de los accidentes de tráfico falte todavía tanto por hacer. Parece, sobre todo, sin descartar necesarias mejoras de organización y racionalización, una cuestión económica, porque si el servicio es bueno sus fallos se suelen deber fundamentalmente a una patente carencia de medios, en especial de medios humanos. Se necesitan más médicos y más personal sanitario, lo que redundaría de inmediato en menos esperas tanto en las consultas, como en las urgencias, como en las listas para intervenciones quirúrgicas, y en más tiempo para poder atender a cada paciente.