El vino es uno de los productos más representativos de Castilla y León. La frase, pronunciada por Juan Vicente Herrera, presidente del Gobierno regional, en el monasterio de Santa María de Valbuena (Valladolid), en el acto de entrega de la VI edición internacional de los Premios Zarcillo, sirve, con más fundamento si cabe, también para Zamora, donde la vitivinicultura ha dado un vuelco espectacular en los últimos años y se ha convertido en uno de los sectores más dinámicos de la economía provincial. Es, además, emblema de la alimentación y trampolín de promoción permanente por los numerosos premios que consiguen los vinos de las cuatro calificaciones de calidad: Toro, Tierra del Vino, Arribes y Benavente-Valles. Y, además, es una actividad que ha situado a la provincia en el mapa internacional, al convertirse en sede de numerosos certámenes y encuentros de gran interés sectorial, como la última edición de "Vinus Durii", que acaba de cerrar sus puertas en la capital.

La vitivinicultura zamorana ha vuelto a sacar pecho en los Premios Zarcillo. Los vinos de la provincia han obtenido 32 galardones. Once de ellos han conseguido medalla de oro y veintiuno el trofeo de plata en un certamen que ha contado con la participación de 3.099 muestras de vinos de España y de otros 23 países de todo el mundo. La DO Toro se ha llevado la mayor parte de los premios concedidos a la provincia, mientras que Valles de Benavente, con dos, y Tierra del Vino, con uno, completan el cuadro de honor.

Los vinos de Castilla y León han sido los grandes triunfadores del concurso que se acaba de fallar, el más importante del mundo hispano y el segundo en el planeta por número de vinos presentados. Más de 800 bodegas han estado pendientes de los resultados que han ofrecido casi un centenar de catadores. Las cavas de Castilla y León han obtenido siete de los veinte Gran Zarcillo de Oro y, además, 74 medallas de oro y 172 de plata.

El mercado del vino de Castilla y León, a pesar de la crisis, ha aumentado un punto su cuota de mercado nacional, situándose en el 16,7%. Es la única comunidad que ha crecido y mantiene, tras Rioja, el segundo puesto en el mercado interior, lo que debe ser entendido como un triunfo de la apuesta clara por la calidad que hizo esta región hace años y que mantiene viva. El último informe elaborado por la agencia especializada Nielsen cita a Toro, junto a Ribera de Duero y Rueda como las denominaciones de origen de mayor crecimiento. Es el sector agroalimentario que más ha crecido en el mercado exterior y supera ya los 100 millones de euros anuales, que supone un incremento del 55% desde el año 2003, cuando el resto de la industria agroalimentaria creció un 34% en ese mismo período.

El sector vitivinícola es, de los ligados con el mundo agrario, el que más empleo genera en la provincia porque muchas de las tareas propias de esta actividad hay que realizarlas de manera manual. Se ha convertido, además, en foco de atracción para la llegada de inmigrantes y para el asentamiento de población en el ámbito rural.

Zamora cada vez cuenta más en el sector vinícola español, sobre todo por la calidad de sus vinos, avalada por el reconocimiento internacional de críticos y expertos que posibilita la entrada del producto en mercados hasta hace nada cerrados. También influye que la provincia mantiene varios foros anuales dedicados a debatir sobre el mundo del vino, como ocurre con las jornadas hispano-lusas que organiza la UNED o los Encuentros "Vinus Durii", que de sus tres ediciones dos se han celebrado en Zamora, la última hace pocos días con presencia de expertos, escritores, críticos y personalidades ligadas al sector.

Precisamente, y una vez que la propia consejera de Agricultura, Silvia Clemente, ha reconocido que conseguir una marca común para los vinos que se elaboran en torno al Duero, en Castilla y León y la región norte de Portugal «es muy difícil de lograr», objetivo inicial de "Vinus Durii", parece importante reflexionar sobre el futuro de este foro. Resulta imprescindible que se mantenga, aunque parece claro que con objetivos distintos. El debate sobre los mercados ya justificaría la celebración de una plataforma anual de análisis sobre el sector. Hay que mantenerla y que se celebre en Zamora, como centro emergente de la vitivinicultura regional.

La vitivinicultura provincial debe seguir con la mira puesta en la exquisitez. Sólo así podrá salir indemne de la crisis y reforzar su presencia en el mercado nacional e internacional. El vino se vende si se invierte en calidad y en promoción. Zamora, fuente del mejor vino, ha de convertirse también en foro de debate permanente sobre el sector, una actividad que tiene que estar en permanente evolución dado que está ligada con la alimentación, con el ocio y también con la cultura.