Por fin días pasados se ha dado la noticia en este diario. La unión por carretera entre Villaseco y Muelas ya es una realidad a pesar de las deficiencias de la administración, de las peripecias de unos y de otros, negligencia por una parte, irresponsabilidad por otras y la falta de una dedicación clara y bien definida por otra ha llevado a esta obra a permanecer varias décadas sin terminar. Recuerdo en una visita turística con varios amigos un pequeño cortino con varias rocas desnudas al descubierto y una plantación de pinos y escoba. Han pasado años y esto me recuerda ese término privilegiado de Villaseco que mira al Duero y se protege del Esla y en Peña Europa nos recuerda la dehesa de San Andrés de la Ribera y a la Marquesa de Almaguer, una de sus últimas propietarias y su adquisición por el pueblo durante el Directorio Civil. Desarrollaba entonces una intensa actividad en materia de Comunicaciones y el Conde de Guadalorce alentaba los primeros movimientos que se van a desarrollar dos décadas más tarde. Sin embargo es bueno recordar que en esa época y en ese momento se proyectaba una carretera que cruzaría el Duero poco antes de la confluencia del Esla y penetraría en el corazón de Sayago, proyecto que no pasó del núcleo del pueblo. De esa época y de ese periodo político tenemos los tramos de Fonfría a Carbajales y parte del ambicioso proyecto de Cerecinos de Campos en la Nacional VI como salida de Tras os Montes hacia Europa, del que sólo se realizó el tramo citado. Sí se avanzaron grandes tramos de la transversal que desde tierras de Fonfría y aprovechando el puente Pino se convierten en el arco que corta todas las radiales por el oeste y el sur para enlazar a la N-122 en Toro.

Villaseco, a las mismas puertas de la capital, enclavado en ese lugar privilegiado cuyos arribes adquieren una dimensión distinta por el paisaje que le rodea, ha tenido mala suerte y no ha sido bien tratado por la Administración provincial. Ni las rencillas ni los personalismos son buenos a la hora de las responsabilidades que se asumen en los momentos claves de la vida de las ciudades, de las provincias o del propio Estado. El ser humano adquiere una dimensión distinta cuando sobre él pesan responsabilidades de poder y desde el último lugar a la más alta de las responsabilidades, es en ese altar, pódium, escaparate o potro de tortura donde el político adquiere definitivamente su categoría, que marcará su paso como una estrella fugaz sin dejar estela ni huella o se convertirá en un sol resplandeciente lleno de fuerza y de calor, actividad y ejemplo.

No he entendido nunca como el trayecto del Duero por su margen derecha desde Olivares no se haya convertido en ese camino turístico dentro de las normas y la legislación vigente de las márgenes y constituiría sin ninguna duda uno de los recorridos paisajísticos de naturaleza, en ese primer tramo de comienzo de bajada del Duero de la Meseta. Todo el gran meandro del río, de once kilómetros, con el Castro de San Segundo y el corte aguas debajo de el Porvenir abriéndose un poco y llegando a la confluencia constituye un gran espectáculo que es difícil de olvidar y no repetir. Contemplar desde Peña Europa e incluso desde la margen de Sayago esos cortes en pleno granito, con paredes verticales y una naturaleza que te envuelve y te hace marchar a un ritmo de auténtica complacencia, es digno de conocerlo y de disfrutarlo. Villaseco y Muelas ya están unidos por la red viaria y a pesar de las limitaciones, desde los Infiernos de Almaraz la geografía llama y tienta a la aventura, por sí misma, por su geología y por la rica variedad dentro de la dureza del paisaje, a unos pocos kilómetros de la Plaza Mayor de la capital. Todo un reto, amigos, y una tentación.