Cambio climático global y cambio interno personal". Bajo este título ha tenido lugar ayer en la Alhóndiga una conferencia impartida por Sixto Paz Wells, a quien puede denominarse sin reparos como embajador de los extraterrestres. Aunque su presencia haya pasado algo desapercibida, no está de más escribir estas líneas para aclarar quién es este personaje y todo lo que trae consigo. Nacido en Perú, e hijo del fundador del Instituto Peruano de Relaciones Interplanetarias, en 1974 fundó la secta Misión Rama, cuya función principal es el contacto con los habitantes de otros planetas. Y a pesar de lo insólito de sus propósitos, su movimiento ha tenido una gran difusión en España y toda Iberoamérica. El experto en sectas Manuel Guerra señala que Paz desmanteló la secta en 1990, pero tras un encuentro extraterrestre en 1995 "Misión Rama salió de su letargo iniciando una nueva etapa".

Clasificada como secta ufológica (de las siglas inglesas UFO, correspondientes a nuestro Objeto Volante No Identificado - OVNI), Misión Rama dice no tener una doctrina específica sobre Dios, el universo y el hombre, pero cuenta con una clara cosmovisión dominada por lo extraterrestre. De esta esfera le viene al hombre la revelación de la verdad. A saber: todo está situado en planos de conciencia, y la meta del ser humano es alcanzar la séptima dimensión, la divina, "la conciencia suprema del cosmos". Para llegar a este estado de perfección sirven las sucesivas reencarnaciones, en las que uno ha de vivir el amor. Y en cuanto al universo, Sixto Paz afirmaba que el fin de este mundo comenzó en 1975, para terminar con una catástrofe cósmica en el año 2000. Dato que no aparece en el cartel que hemos visto en las calles de Zamora, por supuesto. Pero que sí ha sido determinante en la evolución de sus grupos. Por ejemplo, en la vecina León tuvo mucha fuerza en los años 80, y en la década siguiente pervivieron sólo algunos grupúsculos que acabaron desapareciendo.

¿Cuál es el problema? Si cada uno puede creer lo que quiera... Por un lado está la libertad religiosa y de conciencia, algo sagrado e inherente al hombre. Por otro lado, sin embargo, está la cuestión de la verdad y de la manipulación del ser humano mediante lo irracional. "Nuestro mundo se acerca hacia el ´Giro del Tiempo´, o la llamada ´Sincronización de los Tiempos´, una suerte de Parto Planetario con un nacimiento colectivo de la humanidad hacia un estado de conciencia superior, por lo que los cambios que son de carácter cíclico se van a incrementar en los próximos años", podíamos leer en el cartel anunciador. Tras unas palabras bonitas que suenan a ecologismo y a crecimiento personal, tan típicas en el movimiento espiritual de la Nueva Era, encontramos un planteamiento totalmente extravagante de la realidad, que cambia a las personas y daña a las relaciones sociales (sobre todo familiares). Ramiro Pinto, leonés que investigó la Misión Rama hace unos años, afirmaba que tras captar a muchos jóvenes en nuestra región, al salir "algunos han rehecho su vida, pero otros hacen penitencia y guardan silencio a la espera de que se confirme la historia que creen: que los extraterrestres vendrán a buscarles, tal como les han anunciado en sus contactos telepáticos".

Para que luego digan que esta tierra está olvidada. Ha sido todo un "honor" tener en nuestra ciudad levítica a un representante tan destacado de la nueva religiosidad en su versión extraterrestre y ocultista. Lo que nos debe enseñar a ser cautos con estas ofertas "espirituales" que sí, también aparecen de vez en cuando por aquí. Y para el bien del hombre, no todo vale.

(*) Miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES)