Mujer, de puertas afuera, no pueden poner otra cara ni decir otra cosa: risitas por aquí y por allá, gestos de satisfacción, todo ha salido a pedir de boca? y ahí os queda una candidatura de lujo que, a pesar del cunero, se identifica con la sociedad zamorana y con la que nos vamos a comer el mundo y a merendarnos incluso el tercer escaño que pretende el socialista Cuadrado. Este es el mensaje más que optimista lanzado por los dirigentes provinciales del PP en la presentación de la lista para el Senado y de Paula Ranilla, número tres al Congreso, a quien el propio presidente le quiso poner la miel del escaño en los labios recordando cómo llegó él a ser diputado yendo de número tres en la lista de las elecciones del 12 marzo de 2000: el 19 de mayo ya causaba baja por ascenso el elegido José Folgado y Martínez Maíllo heredaba los trastos poco después. En realidad, ésta es la única posibilidad de que Paula Ranilla llegue a las Cortes, que corra la lista, por una eventualidad no prevista, o porque Rajoy acabe en La Moncloa y nos haga subsecretario de Medio Ambiente a Antonio Vázquez o ministro a Gustavo de Arístegui. Es un decir, pero cualquiera de las dos opciones vale.

Hombre, matemáticamente es posible que el PP fuera al copo de escaños en el Congreso. Tendría que ocurrir que ni los propios candidatos socialistas se votasen a sí mismos. O casi. Pero la ley D´Hont es inapelable. Porque lo que es por votos? ¡ay si el sistema electoral fuera más de representación mayoritaria que proporcional! En Zamora el bipartidismo actual pasaría a mejor vida, recuperaríamos la estabilidad y el sosiego que da el partido único y doña Paula tendría su escaño para reposar y recuperarse un poco de sus desvelos por el tercer mundo, sin necesidad de esperar la baja de alguno de sus compañeros de candidatura. Porque, aunque estos datos disgusten a mis

ex conocidos socialistas locales, el PP de Zamora suele ganar las generales sin despeinarse y por goleadas sonoras. Casi veinte mil votos de distancia en marzo de 2004. Casi 34.000 en marzo de 2000. Y otros 24.000 votos de ventaja en marzo de 1996. Y es que el PP, con García Carnero o con el tonto del pueblo como cabeza de lista, arrasaría igualmente. Tiene las siglas muy grandes. Y ellos, los candidatos, son, deberían ser, los primeros en saberlo y reconocerlo.

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Pues con cabreo interno y sonrisas para la galería, empieza el baile. La Casa de Zamora en Madrid madruga y ya tiene organizados tres encuentros públicos con los candidatos por Zamora de los tres partidos grandes. El próximo día 1, Laura Rivera y el toresano Cándido Ruiz abrirán los coloquios en representación de Izquierda Unida. El día 8 será el socialista Jesús Cuadrado quien salga a la arena. Y cierra el ciclo el PP, el 15 de febrero, con una terna de boato: Antonio Vázquez, Gustavo de Arístegui (ojo, que no pase dietas por desplazamiento) y Pepe Folgado, que oficiará de presentador del cotarro. Buena iniciativa de la Casa de Zamora en Madrid, para todos, pero más que nada para esos 41.400 zamoranos que dice el INE que viven en la Villa y Corte. Se nota la mano de la directiva, del presidente José Luis Martín, del organizador del evento, Manuel Mostaza, y de otros paisanos como David Redoli y Juan Antonio Barrio, que siguen haciendo patria en el exilio forzado.