Sería de risa sino fuese de pena y eso que en Zamora la gente está ya acostumbrada a lo que le echen. Pero algunas cosas son demasiado. Así, resulta ahora que el famoso puente nuevo sobre el Duero, aguas abajo, por el que se lleva esperando nueve años y cuyas obras se iban a iniciar, por fin, en el transcurso de este 2008, habrán de posponerse hasta cumplirse el décimo aniversario del proyecto, o sea hasta el año próximo, hasta 2009, y eso si no surgen inconvenientes mayores, a lo que habrá de añadirse luego otros dos o tres años de construcción hasta que el viaducto sea una realidad.

Y eso que la alcaldesa consiguió, al menos, y en cuestión de meses, lo que su predecesor en el cargo no había sido capaz de obtener en años: la financiación para llevar a cabo las obras, que gracias a la gestión de Rosa Valdeón correrán en su totalidad a cargo de la Junta de Castilla y León, que de otra manera puede que al final ni puente ni nada. Pero la administración, la burocracia, los trámites, las expropiaciones, los expedientes, los informes, los documentos, los estudios y demás alargan los plazos de comienzo hasta el año siguiente, y menos mal.

En total, diez años desde que el entonces alcalde Antonio Vázquez anunciara, en época electoral, claro, su decisión de construir un nuevo puente sobre el río. Un puente que no puede ser más necesario y que reclama urgencia. Sin embargo, pasaron cuatro años más y esa promesa electoral seguía siendo eso, una promesa, que se mantuvo en el 2003 con el añadido, encima, de que además se construiría un segundo nuevo puente sobre el Duero. Durante ese mandato se decidió el lugar donde se ubicaría el viaducto, lo que había originado una viva polémica ciudadana, y poco más. Hasta que llegó Valdeón al Ayuntamiento, obtuvo la financiación y aseguró que en 2008 comenzarían las obras.

Ahora resulta que tampoco. Aunque en realidad no es para extrañarse, ya que no es el único caso similar que la ciudad padece. Ahí está el proyectado museo de Baltasar Lobo sobre el que ya casi se ha perdido la cuenta de los retrasos que acumula, más de una década en total. Bien cierto es eso de que Zamora no se gana en una hora, que parece resumir la filosofía de los mandatarios que siempre le han tocado en suerte, o en desgracia para ser más exactos, a la capital y a la provincia. En estos diez años últimos, mientras el nuevo puente sigue sin hacerse, en Valladolid se han construido otros dos viaductos, y en Castilla y León, un total de veinte, según se ha publicado. Pero es que en la misma Zamora, la Diputación de Martínez Maíllo ha hecho el nuevo puente de Manzanal en el plazo previsto.

Lo más chusco de todo es que el equipo de gobierno municipal habla ya, no de este nuevo puente pendiente, el puente eterno, sino de ese hipotético segundo puente que el alcalde de entonces se sacó de la manga en época electoral cuando

el primero no pasaba de ser una idea. Ambos viaductos se precisan cuanto antes. Pero aquí ya se sabe que las prisas sólo son para las obras de los demás.