La olla hay que taparla cuando está llena, no cuando está vacía. El consejo lo he oído alguna vez en mi pueblo y viene pintiparado para la ocasión. Hemos tenido el puchero hasta arriba, repleto de cifras macroeconómicas envidia de la vecindad por su consistencia, pero no hemos cerrado la cazuela, se ha ido el caldo, como el mosto en las bodegas que se arruinan. Y tanta candela le hemos puesto a la lumbre, con la combustión tan fuerte, que empiezan a asomar los garbanzos, y la carne.

En los últimos meses, otros se han acercado al fuego -los "helados" norteamericanos- y, espléndidos que son ellos, han alimentado la lumbre con troncos de encina repletos de burbujas inmobiliarias. ¡Cómo si no nos bastáramos solos con las nuestras! La hoguera ha cogido una polvareda imposible de apaciguar. Y ahora, los leños rociados de gasolina de la Bolsa, así no hay quien pueda. Qué el cocido está con medio cuerpo fuera. Nos vamos a quedar sin mondongo.

Lo malo es que no hay intención de retirar la olla y taparla de una santa vez, qué va. Malos tiempos vienen para el sentido común. No son, precisamente los políticos en periodo electoral los adalides de la cordura. Siempre se ha dicho que en época de vacas flacas, lo que hay que hacer es gastar menos y ahorrar más, no hay fórmula más universal para salir de la crisis económica. Zapatero y Rajoy no están por la labor. Ahora lo que les interesa es ganar las elecciones y para eso tienen que prometer la moto, el casco y hasta la carretera por la que va a circular.

Rebajas fiscales, subidas de pensiones, ayudas al alquiler -y a la compra- de vivienda, a los nacimientos... a todo lo que se mueva y pueda, el 9 de marzo, depositar el voto en la urna. Los políticos que hablan de ética en los estadios se olvidan de ella en cada esquina. Usan y prometen repartir los fondos de todos, pero no lo hacen con lógica, pensando en el beneficio común y el tan traído y llevado bien público; lo hacen a su antojo, con sentido claramente partidista con el único afán de ganar las elecciones. Para ellos la olla sigue llena, rezumando viandas. Y no es así.

P. D. Josep Puxeu parece más gastrónomo que secretario general de Agricultura y Alimentación. Hasta ahora era el del conejo. Bueno, pues desde ayer, también el del cordero. El Ministerio de Agricultura va a poner en marcha una campaña para incentivar el consumo de lechazos y cabritos. ¡Buen provecho!