Como la economía repta por los suelos tanto como los precios andan encaramados al andamio de las nubes, los ideólogos han decidido abrir el telón de la precampaña electoral con la inicial puesta en escena del combate que dirimirán Solbes y Pizarro sobre un cuadrilátero de números, magnitudes y porcentajes. Tal es así que uno no tiene que decidir si vota al PSOE o al PP; a Zapatero o a Rajoy; ni siquiera si, a nivel local, se decanta por Cuadrado o por Vázquez: para pilotar las turbulencias de la crisis es preciso elegir entre las recetas del ministro socialista o los argumentos del financiero recién llegado al redil popular. Se avecinan meses de nubarrones sobre el destartalado paraguas familiar y de agujeros negros en el bolsillo de cada cual: unos meses, por tanto, de propuestas electorales con más cifras que letras. De números gordos y letra pequeña.