Aunque se trata sólo, por ahora, de un nuevo proyecto, y sabido es que Zamora almacena más de doscientos proyectos que nunca se convirtieron en realidad, bueno es que existan ideas e iniciativas, porque donde las hay cabe la posibilidad de que algún día pasen a transformarse en ejecuciones y hechos concretos. En cambio, donde ni siquiera hay proyectos, nada puede haber.

Se trata de una propuesta privada, con la que se ha iniciado el año de alguna manera, según la cual una empresa promotora se halla dispuesta a construir un campo de golf en Zamora, en la carretera de Almaraz y por todo lo alto, pues además del terreno con dieciocho hoyos, como mandan los cánones, se crearía un club social, un hotel, un área de recreo, instalaciones deportivas y hasta un embarcadero. Y también, claro, viviendas, muchas viviendas.

Lo del campo de golf, hotel, club y demás parece un sueño de aquellos que preconizaba hace ya más de una década el libro blanco del turismo que encargó la CEOE de entonces, que presidía Paco Abollo, y que quedó en nada, como tantas otras cosas. Claro que el asunto este del golf llegó a convertirse casi en una obsesión del ex alcalde Vázquez, que pretendía que la instalación fuese municipal, o algo así, y la pagase el cada vez más endeudado Ayuntamiento.

El tema quedó ahí, sobre la mesa, como un guadiana que aparece y desaparece de cuando en cuando, incluso en los tiempos actuales. Porque lo del campo de golf está muy bien, sobre todo para quienes practican este deporte, pero resulta demasiado evidente que la capital tiene otros problemas más acuciantes que la ausencia de una instalación semejante y que existen prioridades mucho más urgentes en los que invertir el dinero de todos.

Pero otro asunto bien distinto es que la idea salga de un promotor privado

que será el que arriesgue los cuartos. Aunque, como es lógico, todo tiene su precio. Y ese precio es la recalificación de esos terrenos igualmente para viviendas. Nada menos que para edificar dos mil nuevas viviendas. Con el Plan de Urbanismo hemos topado. Y el concejal del ramo ya ha dicho que de dos mil nada, que para hablar y negociar habría que limitar la cantidad a la mitad, a mil, y en eso se está.

Porque la contrapropuesta municipal es estimada, de entrada, por la empresa promotora que considera factible la reducción y que se muestra dispuesta a tratar el proyecto, en todos sus aspectos, con la Corporación municipal, incluidos, por supuesto, los grupos de la oposición, que son mayoría, y que hoy por hoy son los que deciden en el Ayuntamiento. En cualquier caso, irá para largo, pendiente aún la aprobación del PGOU, aunque si finalmente se llegase a un acuerdo que permitiese la construcción del complejo, se piensa, con optimismo, que tal vez el año próximo, a comienzos, podrían iniciarse las obras, que se llevarían a cabo de modo paralelo: campo, hotel y viviendas. Veremos en qué queda todo.