Tranquila, Marisa, que tú puedes con ese morlaco astifino que te ha llevado al quirófano por la vía rápida, por la entrada de urgencias, y al que vas dando capotazos para meterlo en suertes, para gobernarlo y darle la puntilla, con la ayuda de Dios y de los médicos. Que si bien es cierto que no hay enemigo pequeño, seguro estoy que acabarás saliendo por la puerta grande, por mucho que el bicho que te ha tocado en mala hora anduviera emboscado en lo oscuro, buscándote las vueltas, queriendo darte un susto de muerte. Ya sabemos que vienes de un "annus horribilis", que el 2007 te ha hecho una faena tras otra, pero acaba de arrancar un año nuevo y hay que mirar al porvenir con esperanza y a la fiera con valentía a los ojos, sin atisbo de pánico o miedo, citándola con arrogancia desde los medios. Que sepa esa bestia que Marisa no se rinde.