Este año, a los regalos de Papá Noel y los Reyes Magos hay que añadir un regalo más, sobre todo para los adultos, y con el que nos ha obsequiado el calendario: la improvisada festividad de ayer, con la que en la mayor parte de las comunidades se ha querido compensar el hecho de que el 6 de enero, en esta ocasión, fuese a caer precisamente en domingo. Lo cual que ha deparado una fiesta más, casi por sorpresa para muchos, pero extraordinariamente bien acogidas por todos.

Los niños, de siempre, después del día de Reyes han disfrutado, y nada más lógico, de una jornada más de asueto para poder jugar con los regalos antes de incorporarse a los colegios, pero es que en la población adulta se pasa, salvo este año, sin solución de continuidad de la época navideña, que en realidad comienza con el puente festivo de la Constitución, a la reanudación más áspera e ingrata de la actividad laboral y de la vida habitual.

Así que este lunes festivo de propina ha servido esta vez como relajado y relajante nexo de unión a dos periodos bien distintos. Para descansar y reponerse de tan largo periodo de fiestas tradicionales, con todo lo que ello suponen, y cargar un poco las pilas para lo que se echa encima, que es bastante. Entre lo dejado ya atrás, lo más agobiante a toro pasado suelen ser los excesos del bolsillo que van desde las reiteradas comidas de compromiso, por un lado, a las celebraciones familiares por otro, hasta llegar a las listas de regalos y obsequios que no se limitan a la gente menuda sino que cada año suelen ampliar más el ámbito familiar e inevitable. Exhaustas quedan las tarjetas de crédito.

Y entre lo que viene, entre lo que nos espera no resulta alentador tampoco el panorama. La subida generalizada de precios, la crisis económica que parece ya instalada, y las elecciones generales, que se dice fácilmente pero hay que ver la tabarra que ello significa para el común de los ciudadanos, que quieren que ganen los suyos, sí, pero que no creen en las promesas electorales ni les importa quién les vaya a representar en Madrid porque saben bien que a quien de verdad representan en la práctica esos diputados o senadores es a su partido exclusivamente.

Por si faltaba algo para tomarse con calma esas 24 horas de transición de ayer, antes de que hoy Zamora vuelva a cobrar inusitada vida y emoción con las rebajas, está la diaria batalla por el Ayuntamiento de la capital, con numerosas ofensivas y frentes abiertos, por parte de los grupos de la oposición, pero no sólo, pues cerca de ellos se alinean otros colectivos: los vecinos de la avenida Galicia, los de Los Bloques, los comerciantes del centro más que hartos de las interminables obras y de la falta de aparcamientos, los vendedores del mercadillo, los compradores del mercadillo, todos los cuales tendrán que volver hoy al inhóspito estadio municipal, y otros más.

Así que ha venido muy bien el regalo de esta fiesta con la que no se contaba. Lo malo es que habrá que esperar siete años para que se pueda repetir.