Mi compañero y convecino Víctor Márquez Reviriego tituló una entrevista con monseñor Alberto Iniesta : "Un obispo se confiesa". Prelados, otrora Reverendísimos e Ilustrísimos, habían perdido ínfulas y preferían tratar y ser tratados a la pata la llana. Nada que ver la inmensa humanidad, hierática en sus ropajes de don Manuel Arce Ochotorena, con la breve figura y el sencillo atuendo de monseñor Buxarraix; dos obispos de Zamora, de estilo muy diferente. También algunos obispos parecían interesarse menos por escribir sesudas cartas pastorales para el Boletín de la diócesis que en responder a cuestionarios periodísticos que en algunos casos vienen a ser guiones de confesión política. Ahora se ha prestado a desnudar, en parte, su conciencia ante los lectores de un diario el obispo emérito de San Sebastián. El famoso Setién había presentado su libro "Un obispo vasco ante ETA", en la Asociación de la Prensa madrileña. En su momento escribí a propósito de las confesiones del cardenal Tarancón que, en este tipo de memorias, el autor no suele librarse del síndrome del fariseo: el muy hipócrita se justificaba comparándose, tan limpio y justo, con el publicano pecador que se encomendaba a quien escudriña en las entrañas. No es necesario leer el libro de Setién para estar convencido de que cuenta las cosas que convienen a su propósito. El periodista José Luis Barbería quiso profundizar en algunos temas y sometió a Setién a una larga serie de preguntas concretas, directas, comprometidas; y el obispo contestó sin veladuras con desafiante desparpajo, que a más de uno podrá parecerle desvergüenza. En todo caso, hay que reconocer que la entrevista es excelente e interesante por demás; el obispo emérito desafía al lector con un impúdico desnudo de juicios y justificaciones. "El País", que con la publicación del documento hace un buen servicio a sus lectores, selecciona en cuidadoso ejercicio profesional algunas de las afirmaciones más llamativas del controvertido personaje; advertimos que cada cual puede elegir para mayor disgusto.

Tal vez no sea tan ociosa la pregunta: Pablo VI en audiencia al embajador Garrigues, fundamentaba el nombramiento del obispo Setién en sus condiciones pastorales; ¿fue un error la decisión del Papa. Si no fue un error? ¿Dónde están los éxitos de la pastoral de monseñor Setién?; no aparecen en la situación religiosa de la diócesis. Sería muy interesante saber cuántos diocesanos han sido ganados y cuántos se han sentido desplazados a causa de las oscuras orientaciones, más políticas que religiosas, de su pastor. Es de esperar que estas últimas declaraciones no le ganarán gratitud y estima de las víctimas de ETA. ¿Qué decir de los millares de ovejas ahuyentadas de su redil por el lobo etarra? Por mucho que se empeñe en afirmar lo contrario, su sermón parece tener más intencionalidad política que religiosa.

Han comenzado las relaciones por las manifestaciones del obispo que afirma estar ante ETA. Rosa Díez, la temida polemista que apostató

del PSOE, firma en ABC un artículo crítico de extraordinaria fiereza y argumentación difícilmente rebatible. El título no es precisamente especulativo: "Una infamia". Y con absoluto descaro pregunta al lector: "¿puede hacer ese discurso un pastor de la Iglesia sin que la jerarquía haga

algo más que remitirse a su posición oficial?". Pues, verá usted: como poder... La cosa es que los obispos están muy solicitados: un día se les pide orden en la COPE; ahora que callen a Setién. El obispo donostiarra (emérito) ha lanzado su pedrusco en un mal momento, precisamente cuando arrecia la batalla mediática y política contra la Iglesia: Esperemos que los mártires traigan un poco de paz.