Las noticias que siguen llegando del cuerno de Africa son escalofriantes y alarmantes. El problema se agudiza con el paso de los días. Las noticias de toda índole que pueblan el bosque de la información no permiten ver la realidad de lo que está pasando en aquellos países afectados por la sequía que agrieta la tierra, arruga la piel y acaba con cualquier posibilidad de vida natural.

Los gobiernos de los países ricos son incapaces no ya de encontrar sino de buscar soluciones, que sería lo suyo. Donde la política no alcanza, llega la idea de una agencia de viajes canaria, pionera del turismo solidario. La historia se inició hace ya catorce años. Pepe Abraham, director de la Agencia de Viajes Drago, comenzó a colaborar con diversas Ongs que le pedían que transportara hasta Gambia medicinas y material de todo tipo. Aquellos viajes fueron creciendo y hoy, su sucesor, Javier Blanco, ha continuado tan hermosa labor solidaria ofreciendo a sus clientes una forma de hacer turismo diferente, una forma de viajar distinta.

Es una escapada solidaria que permite a los viajeros, en apenas 24 horas, disfrutar de los atractivos de Gambia, que son muchos, conocer cómo se vive en las típicas aldeas de las que proceden muchos de los "argonautas" de las precarias pateras que llegan todos los días al archipiélago canario y, de paso, hacer algo por mejorar la precariedad de los indígenas. La Agencia les recomienda llevar material escolar, ropa o medicamentos para entregar a los jefes de los poblados que van encontrando en el recorrido. Con la seguridad de que, a diferencia de lo que ocurre con la ropa, el material escolar y las medicinas que se envían a Cuba y en otro tiempo no muy lejano también a Argentina, no hay mano que distraiga material tan necesario.

La idea me parece absolutamente hermosa, edificante, digna de ser llevada a cabo desde otros puntos patrios de partida. Las grandes agencias de viajes españolas podrían muy bien hacer lo propio, por un precio razonable, con todos esos países que lenta y parsimoniosamente se están muriendo de sed y de olvido. Escapadas solidarias rápidas que permitieran a los donantes acercar a los más afectados en Somalia, en Eritrea, en Etiopía, en Kenia, "kits" básicos, todo lo necesario para saciar la sed y calmar el hambre de hombres, mujeres y sobre todo niños. Sería una forma de ayudar a cuantas ongs y agencias para el desarrollo luchan sobre el terreno para evitar que el problema vaya a más.

La iniciativa tiene la suficiente antigüedad como para no considerarla descabellada. Catorce años han generado una comunión casi perfecta con los gambianos, de mayoría mandinga, y el nacimiento de la Asociación Amigos de Gambia que tanto está haciendo por la población de aquel país del Africa Occidental, situado en el valle del río Gambia. La noticia que aparecía el otro día en un diario de tirada nacional es preciosa y puede dar alas a las personas que hacen de la solidaridad norma básica de su comportamiento. En Africa nos necesitan. No sé si está iniciativa cubre todas las necesidades, tantas, de Gambia, pero hay un buen número de canarios que llevan a cabo el milagro de la solidaridad.

Otros países, tal vez más alejados, pero con más problemas, están esperando su oportunidad. ¿Por qué hacerlos esperar? Sucesivas y multitudinarias escapadas solidarias ayudarían, estoy convencida de ello, a paliar en gran medida los problemas que padecen. Pero hay que tener voluntad y hacer de la solidaridad norma principal en nuestras vidas.