De la misma forma que muchos ciudadanos hacemos malabarismos económicos para intentar llegar como sea a fin de mes -y no lo conseguirnos-, el Ayuntamiento de Zamora trata de ingeniárselas para alcanzar el fin de este mandato de una forma digna a costa de sacar un poco de todas partes y echando mano de algún pasaje del cuento de la lechera. Lo que no es concesión, es arrendamiento o es permuta, cuando no supuesta venta pública de patrimonio, operación ésta que en las primeras intentonas suele estar sospechosamente falta de novios esperando a que pongan las rebajas. Aun así y con todo, los presupuestos municipales de este año van a ser los más escuálidos del último decenio, con algo menos de 10 millones de euros para inversiones reales, cantidad que es justo la mitad del año precedente. Al equipo de gobierno parece que la merma no le ha pillado por sorpresa, ya que en la presentación del borrador del plan económico de 2005 se pusieron ya la venda y nos advirtieron de que al cerrarse el grifo de los fondos europeos las habas para 2006 iban a ser contadas. Y, ojito, estamos aún con los dineros europeos del sexenio que se acaba ahora, no con los negociados por Zapatero para el período 2007-2013, que por aquello de la convergencia y de la ampliación de la UE van a ser bastantes menos.

De todas las inversiones previstas, la más emblemática del programa municipal del PP y la más relevante para la ciudad sería el nuevo puente sobre el Duero. Con los 250.000 euros ajenos (de la Junta regional) incluidos en el presupuesto, parece claro que los dos puentes prometidos se van a quedar, como mucho y siendo optimistas, en la primera piedra del primero. Y no sólo por la cuantía presupuestada, sino por el factor tiempo, porque a la nueva pasarela habrá que darle una entrada y una salida, por San Frontis y por el Campo de la Verdad, con sus rotondas, sus viales nuevos y esas cosas, que no me extrañaría que fuera imperativo modificar el Plan General de Ordenación Urbana, trámite que lleva muchos meses. Pero bueno será empezar de una vez por todas. Lo que está más cerca es la restauración exterior del Castillo, cuyas obras pueden ser adjudicadas mañana mismo; después el arquitecto Rafael Moneo presentará su proyecto global para el Centro de Arte Contemporáneo y Museo de Baltasar Lobo y no se espera que los trabajos de adaptación interior puedan comenzar hasta el verano del año próximo, ya celebradas las elecciones. El aparcamiento de la zona del Clínico, que como los tres anteriores será por concesión municipal, no tiene inversiones públicas previstas; lo mismo que el complejo acuático-deportivo del Alto de los Curas, que sería de iniciativa privada a cambio de la gestión del recinto. Y otro proyecto de envergadura, la nueva sede para albergar juntos todos los servicios de emergencia, Policía Municipal, Protección Civil y Bomberos, tampoco tiene dinero público en el presupuesto, pero se anuncia que en un mes va a "recibir un impulso definitivo"; se hará mediante permuta, como ocurrió con el campo de fútbol Ruta de la Plata, que dio paso a esos cientos de viviendas en la Vaguada; en el caso del Edificio de Seguridad se baraja el goloso solar de la vieja estación de autobuses como moneda de cambio y, seguramente, la oposición volverá a hablar de "pelotazo", que es normal cuando por medio se mete la promoción inmobiliaria particular. De hecho ya está ocurriendo con la operación de arrendamiento del edificio municipal a construir en Ramón Alvarez.

Mucho más tangibles que todo lo anterior aparecen los planes de gasto para el área cultural, que tendrá un presupuesto de 7,5 millones de euros. La nueva Europeade o para la citada remodelación del Castillo, incluida en el proyecto Transmuseos y que, por emplear fondos europeos, no se puede demorar más. Abastecimiento, saneamiento y actuaciones en barrios -ya de menor enjundia que las acometidas-, junto con la glorieta de Cardenal Cisneros, vienen a completar este borrador de intenciones que carece de grandes novedades, por falta de dinero, de ideas... o quizá de ambas cosas.

Da la impresión de que el actual equipo de gobierno llega exhausto a la meta o que a estas alturas tiene ya todo el pescado vendido. A las actuaciones en Valorio -pese a la polémica-, Payas, Tres Arboles, márgenes del Duero, Aceñas, Casco Antiguo y un par de iniciativas más que se solapan entre mandatos, va a poder añadir en estos meses de vísperas de urnas un centro urbano y comercial prácticamente nuevo, con una Santa Clara futurista, un San Torcuato más acogedor y un montón de plazas (Santiago, Alemania, Maestro Haedo, Castilla y León, Seminario...) habitables y sin máculas. Que no será poco si todo sale como (tan bien) está previsto.