No ha pasado inadvertida la tautología, la candonga palabrería que decía mi maestro nacional. "El inicio del principio...". Y ¿por que no el principio del inicio del principio? Con su acostumbrado juego de palabras, el presidente del Gobierno ha querido hacernos partícipes de su convicción en que se asoma el fin de ETA. Mi maestro, tantas veces aludido en estos artículos, nos daba a leer un párrafo que, si no recuerdo mal, decía: " Ya presentimos el amanecer en nuestras entrañas"; lo recitaban antiguos miembros del FJ, hoy en lontananza política o económica (la una no empece a la otra). Le asiste a ZP el derecho a publicar sus ilusiones de gobernante; está obligado a transmitir tranquilidad al país; no hace mal en pedir a la ciudadanía que confíe en él; tal vez espere un acto de fe, no asentimiento de convencidos. Pero la confianza no es obligatoria, por más que algún catón socialista se empeñe en llamar mentiroso al incrédulo o al desconfiado. Es muy propio de la humana condición preferir el optimista antropológico al agorero. Al final, habrá que contentarse con el optimismo atemperado por la razón y desechar infundados pesimismos. Hoy por hoy, no participan enteramente del optimismo del presidente los ministros Alonso y Bono y el Comisariado Peces Barba; por razones de su cargo, "están en la pomada" y también disponen de informaciones relevantes. Por otra parte, suena a desvergonzada paradoja reclamar confianza de los diez millones de votantes de Rajoy del que desconfía; lo curioso es que hace unos días, en el Parlamento ZP se manifestó respetuoso con la grey pepera. Será que cada día tiene su talante. Un talante que dicen no conocer las asociaciones de víctimas del terrorismo que no quieren ser las paganas de convicciones extrañas.

Esta es la cuestión: ¿Ha llegado el momento de comenzar el último acto del cruento drama de ETA? Así parece desprenderse de las palabras de Rodríguez Zapatero: «Estamos en el inicio del principio del fin»; pero él mismo echa agua a posibles entusiasmos al recordar que el proceso será largo, difícil y duro. Nada nuevo. Como todas las cosas que tuvieron principio, ETA tendrá fin; algún día acabará el proceso que comenzó con su carrera terrorista. Desentrañando informaciones secretas y cotejando circunstancias que sólo él conoce, Rodríguez Zapatero ha llegado a la convicción de que puede estar cerca el momento ansiado por todos. El que siembra amor, recogerá amor, enseña el místico; el laico ha cultivado la esperanza y está seguro de cosechar la paz; Amén; todos decimos amén, o sea, ¡ojalá!

Lo que no encaja es que Rodríguez Zapatero exige que la ciudadanía comulgue en sus esperanzas y se adhiera a su convicción, mientras que se niega a comunicarle alguno de los motivos de su optimismo; hasta cierto punto sería explicable, nunca conveniente ni correcto ni, menos, honesto, mantener en la inopia informativa al PP; pero CiU, el último aliado de ZP, también le pide que comparta sus datos con la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso, en la que como es sabido hay representantes de la oposición. Es obvio que para entrar en el juego que propone el presidente, los políticos serios y el ciudadano sensato quieren, como el racional protagonista de "Vol de nuit ", datos y no poemas, información veraz y no premoniciones soñadas. Entonces podrán someterse a la lógica "las circunstancias" que permiten a ZP tener esa convicción personal que le anima. Sin embargo, se da ahora una circunstancia muy importante, acaso decisiva, a favor de ETA. Las fuerzas que consiguieron poner de rodillas a la organización terrorista se han dividido y se han declarado irreconciliables enemigos entre sí. Mientras tanto, ETA se ve asistida, como nunca lo estuvo, de su entorno y similares. En la UE se ha sembrado la duda sobre el carácter terrorista de Batasuna que aquí campa por sus respetos. La organización terrorista ha sido recibida en la Cámara de Diputados mexicana, donde ha explicado sus tesis independentistas. Si, como es de suponer, Moratinos tenía noticia anticipada del desgraciado evento, malo; si no lo sabía... ustedes dirán. Menos mal que el proceso negociador con ETA, si un día se produjera, "será largo, duro y difícil". Lo ha dicho el presidente. Preocupa que sea posible en las actuales circunstancias.