Cuesta y mucho escribir, opinar, en un medio tan público y leído como es este diario, especialmente cuando no es para resaltar modos de actuación ejemplarizantes. Cuesta y mucho pensar que tu palabra pueda herir a alguien. Y sin embargo el periodismo es algo más que escribir noticias, la profesión nos obliga a interpretar los hechos, a buscar sus causas y explicaciones. Puede parecer que a veces ofrecemos valoraciones o juicios moralizantes, al estilo de viejos predicadores. En realidad se trata de mostrar ciertas extrañezas ante posibles interpretaciones de hechos que son públicos y por tanto posibles de ser conocidos y comentados, siempre salvando las intencionalidades.

He visto dos informaciones en la sección de Comarcas de este periódico, el primero con el siguiente antetítulo "Valín dice que la Junta ha actuado con rigor en el caso del lino y los sindicatos piden flexibilidad". Y el titular "Las organizaciones agrarias lamentan el varapalo para el sector y coinciden en eximir de culpas a los cultivadores que han sido los paganos de la mala gestión" y publicado el día 26. El segundo es algo más breve y fue publicado el 28. Lleva un antetítulo «Afectados por el fraude del lino elaboran un recurso "tipo" para presentarlo a la Junta» y el título «Animan a todos los cultivadores a agotar la vía administrativa y argumentan que no tienen "nada que ver" con las irregularidades de la cooperativa "Los Linares"». De nuevo en Comarcas y desde Tábara el 30 aparece una crónica cuyo antetítulo es "Los cultivadores de lino lucharán por devolver las ayudas de una forma fraccionada". El artículo termina diciendo que está en el deseo de los afectados el llevar sus determinaciones con los mejores modales por entender que puede llegarse a soluciones con el buen sentido.

Fue la cuestión del lino un asunto que afectó a bastantes y en varias partes de España. Intervinieron las autoridades de Europa y el propio Ministerio de Agricultura en España. Trascendió como que había habido ayudas encubiertas y trato de favor para algunos. Ahora resucita el tema porque la Junta después de años entiende que algunos con nombre y apellidos deben pagar, devolver lo que cobraron indebidamente. Y en contra se alzan especialmente las asociaciones, que no son ni los cultivadores, ni los transformadores. Y así se puede leer frases como las que siguen: Es un palo muy gordo para los agricultores en un año agrícola nefasto: El culpable no es el agricultor, pero están pagando justos por pecadores. La responsabilidad es de otros, pero siempre pagamos el pato los mismos. Culpables de lo sucedido con el lino, no son los cultivadores, sino otros. No se ha utilizado la misma vara de medir para todos. Se pide a la Administración que las devoluciones se hagan a la medida de las posibilidades de los agricultores, porque si no esto puede ser la ruina.

Cunde la idea de que la Administración es nadie y que encontrado el cajón del pan se puede sacar como de un pozo sin fondo. Por eso cuando según la información se individualiza a los causantes, las organizaciones vuelven a los lamentos, a decir que son otros, sin decir quiénes, a dar largas, a crear falsas esperanzas. No lejos de aquí pasaba el Tormes y el Lazarillo, modelo de pícaro reído por muchos y tenido por listo por otros, sigue inspirando conductas. Es lamentable que un sector trabajador, honrado, austero, esforzado, como es el de los agricultores y ganaderos se vea en estos trances, rebajados a un papel de, cuando menos, aprovechados de fondos comunes. Un sector que merece todos los respaldos, no tanto por lo que producen sino por lo que significan de arraigo y permanencia en un medio hostil, del que muchos huyen, se vean involucrados en estas cuitas.

Tal vez sus asesores, sus organizaciones podrían ayudarles también en esta hora de "a lo hecho pecho", y a trascender y superar el momento duro actual con dignidad, en lugar de crearles esperanzas como que se puede jugar con la Administración de la que además se está dependiendo continuamente. Somos para más de un día: mejor podría ser cumplir ahora y pronto como caballeros, errores podemos tener todos, y esperar otros momentos para seguir solicitando lo que en justicia y verdad se les puede y debe dar para que continúen y además bien donde están. Es este un sector que necesita gozar de confianza puesto que solicita y recibe cuantiosas y justas subvenciones. Y este asunto del lino empaña su imagen. Zamora precisa sus agricultores, y los tiene que mimar con todas las ayudas que precisen, pero también, ejemplares trabajadores del campo del que no deben esperar recoger donde no han sembrado. Lo cantaba ya el Vaquerillo de Gabriel y Galán:

Qué alegre era mi casa y qué sana mi hacienda y con qué solidez estaba unida, la tradición de la honradez a ellas.