Mucha afición, bromeaba Emilio García Montón mientras el respetable aplaudía a la eximia cantante Pepita Embid, madre de Plácido Domingo. Nos encontrábamos en un palco del Ramos Carrión -todavía, Nuevo Teatro- que la amistad generosa de Nines San Vicente ponía a disposición de los periodistas y que Miguel Gila llamaba el Palacio de la Prensa. La verdad es que en Zamora la zarzuela ha contado siempre con una clientela numerosa y entusiasta, bien servida por las compañías de teatro lírico que especialmente en las ferias, visitaban la ciudad. Gracias a Virginia Calvo los melómanos tendrán zarzuela en las fiestas en curso. Virginia es una joven estudiante de Arte Dramático que apunta muy buenas maneras para la escena: bonito nombre de artista, las fotos la muestran guapa y bien plantada, y la acreditan de inteligente sus respuestas a Carlos Gil, publicadas en estas páginas; naturalmente es valiente, los cobardes nunca son jóvenes. Virginia se ha atrevido a dirigir la puesta en escena de " El cantar del arriero", la famosa zarzuela que alcanzó incontables representaciones en la década de 1930, (no, señor, el dato no viene a cuento de la exaltación de la República). La bravía partitura del maestro Giles pone música a la buena letra de Serafín Adame. Cuando estamos en tiempo de recopilación y recogida caemos sin querer en la melancolía del recuerdo. Admiré al autor y periodista Serafín Adame por sus colaboraciones en "Pueblo".

Dicho lo dicho, me permito un apunte a las declaraciones de Virginia Calvo. Se equivoca al afirmar que "El cantar del arriero" es la única zarzuela con referencias a Zamora. Mi amigo Salvador Jambrina, de ilustre prosapia de Moraleja del Vino, es un afanoso coleccionista de curiosidades y recuerdos. Hace pocos días me obsequió con una verdadera rareza: un ejemplar de "La manta zamorana", zarzuela en un acto y en prosa, original de Guillermo Perrín y Miguel de Palacios, música del maestro Caballero. Para más información me facilitaba recortes de la sección "Hemeroteca" de este periódico, con noticias del estreno. Mire usted por donde, admirada Virginia, mi servicial amigo nos ilustra con sorprendente oportunidad. Sirva de disculpa a nuestra ignorancia, sólo puntual, el hecho de que existen infinitas zarzuelas nunca estrenadas y muchas que no pasaron de una representación. Enrique Franco Manera, acreditado crítico musical de "Arriba" y luego de "El País", me contaba que se había pasado una larga velada con el maestro Sabina, mi querido don Santiago, director de la Orquesta de Cámara de Tenerife; el gran músico le estuvo recordando, sin interrupción, zarzuelas y zarzuelas, incluso alguna ensayada y nunca estrenada. Al menos, "La manta zamorana" rozó la gloria del estreno en Valencia y en Zamora. Aquí, su éxito no fue inenarrable. El día 11 de noviembre informaba "El Correo" que en el Teatro Principal, la Compañía Cómica Lírica de Ruilos había puesto en escena "La manta zamorana"; añadía que la música era agradable y el baile una equivocación, tan lamentable como el libreto.

El fracaso no se debió a falta de referencias zamoranas que abundan como si los libretistas se vieran acuciados por un empeño especial en recalcar el localismo de la obra. Repasemos el texto: La acción, en un arrabal de Zamora, dentro y fuera de la "Posada del sayagués"; en la calle, puestos y casetas de la feria de Botijero, la protagonista, María Juana, aparece con traje de fiesta de Bermillo de Sayago; el protagonista, Juan Manuel el Zamorano, viste traje del país con mantilla al hombro y canta "Tengo que darle a mi novia/ cuando me case con ella/ más besos que tie colores mi mantilla sayaguesa". Lucía luce traje de aldeana sayaguesa lo mismo que el antagonista. El gracioso de la obra es el Jorobeta, "tipo desarrapado de Zamora", afinan los autores. Por la calle, con acompañamiento de tambor y gaita cantan ocho parejas: "Mi tierra de Zamora no quiero dejar...": y el desideratum del amor al terruño: "De Bermillo de Sayago/ cinco leguas de Zamora/ es la gente más alegre y la más trabajadora". Y para evitar suspicacias el superelogio: "Con el vino de Toro... no lo hay mejor...". La manta protagoniza el desenlace del bodrio que termina en boda. La manta de Juan Manuel el Zamorano aparece en el balcón de María Juana; "Consumatum est", se malicia el pícaro; hay que casarlos, sentencia el pueblo? y los casan. No se estrujaron las meninges Guillermo Perrín y Miguel de Palacios, autores de libretos de otro fuste y merecida fama como "Bohemios", "La generala" o "La corte de Faraón". No acertaron a taparse con la manta. ¿Conoce Virginia Calvo alguno de los cantables?